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Nado, una combinación de esfuerzo, dedicación y continuidad

IMPULSO/Redacción
Toluca

Al ritmo de “México, México, nunca te voy a olvidar”, las nadadoras Erika y Lilian Leal hicieron vibrar el Centro Acuático Internacional durante las Olimpiadas de Sidney 2000 de la manera más digna, representaron por primera vez a nuestro país en una final olímpica de nado sincronizado en pareja y lograron posicionarse como las novenas mejores a nivel internacional; el mundo volteó a ver a México entonces.

Este deporte acuático es una combinación de ritmo, movimientos estéticos, fuerza y coordinación, es una disciplina de apreciación no medible, en las presentaciones, no se trata de quién metió más goles, quién saltó más alto o quién corrió más rápido, todo se reduce al criterio de los jueces.

Adriana Loftus, entrenadora de la selección mexicana de la especialidad desde 1985, busca llevar a la perfección todas las rutinas, no disminuir el nivel que hasta ahora se ha alcanzado. Los entrenamientos se dividen en tres partes: el acondicionamiento físico, realizado en tierra, la parte técnica ya dentro del agua y la rutina, que se hace con el acompañamiento de la música. Además de la preparación, el carácter de Adriana ayuda mucho, pues a una persona acostumbrada a vivir con disciplina y competitividad le gustan los retos.

Tres puntos clave para Loftus

Para fortalecer el nado sincronizado, tres elementos han sido decisivos: el primero es el apoyo que la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) brinda en la preparación de las atletas, un apoyo total, afirma Adriana. El segundo es la continuidad del equipo, que ya no se renueva en su totalidad año con año y el último es la consciencia deportiva con la cual trabajan las nadadoras, lo que las ha ayudado a madurar.

Desde la perspectiva de la entrenadora nacional, el nado sincronizado mexicano tiene un gran futuro: “Somos rivales fuertes para países que no nos volteaban a ver como Brasil, Francia, Estados Unidos y Grecia. Es de gran orgullo que países de primer nivel sientan la presencia de México”.

Algunos de los logros conseguidos en los últimos años son la medalla de oro en rutina libre, técnica y combinada durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014, medalla de bronce en equipo durante la Copa Mundial de Nado sincronizado en Québec, Canadá 2014 y medalla de plata en dueto, individual y equipo en los Juegos Panamericanos Toronto 2015.

Nuria Diosdado y Karem Achach, dos sirenas que inspiran

Dieciséis años después de la presentación de México en la final de los Juegos de Sidey 2000, Nuria Diosdado y Karem Achach repitieron la hazaña y ahora son las onceavas mejores a nivel mundial. Para la pareja deportiva, liderada también por Adriana Loftus, el año que termina ha sido increíble. Llegar a una final, esta vez en los Juegos Olímpicos de Río 2016, las llena de satisfacción y al mismo tiempo las reta a seguir aprendiendo para mejorar.

Ser las más destacadas en el nado sincronizado nacional por la pulcritud de su técnica y la experiencia las impulsa a mantener el ánimo de todo el equipo. “Se trata de brindarles confianza y seguridad para trabajar unidas, sentir ese aplomo, que se vea que somos la selección mayor”, coincidieron ambas.

Su sueño es participar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y, al ser inspiración de muchas niñas que sueñan con llegar a ser como ellas, Nuria y Karem se sienten orgullosas y al mismo tiempo con una gran responsabilidad, saben que sus actos dentro y fuera de la alberca deben ser ejemplares.

Se augura un complejo pero exitoso año 2017

Este año se visualiza prometedor para el nado sincronizado nacional y, aunque el equipo debe acoplarse debido que algunas nadadoras se acaban de integrar, mientras que otras cuentan con mayor experiencia, como es el caso de Jessica Sobrino, Teresa Alonso, Samanta Rodríguez, Nuria Diosdado y Karem Achach, esperan posicionarse para el Mundial de Budapest 2017, organizado por la Federación Internacional de Natación (FINA).

Las nadadoras lucen delicadas y seductoras, se apoderan de la alberca y juegan con ella, han llegado lejos y quieren más, por eso, son las “diosas de las aguas mexicanas”. Todas comparten un mismo pensamiento acerca del nado sincronizado, un deporte estético, femenino y lleno de gracia pero, al mismo tiempo, de fuerza y potencia, es, simplemente, su estilo de vida.

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