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México
Enrique Anastasio Cristóbal, quien 5 años atrás participó (sin tanta suerte) en La Voz México, fue encontrado muerto el pasado 4 de diciembre.
De acuerdo con medios del estado de Guerrero, el cuerpo del cantante fue encontrado junto al de dos trabajadores de una pozolería, cerca de la avenida Juan N. Álvarez, a 100 metros del zócalo de Chilpancingo.
Tenía huellas de tortura.
Cuatro días antes (el 30 de noviembre), Enrique fue privado de su libertad por personas armadas que lo interceptaron cerca de su vivienda.
Su foto fue difundida a través de redes sociales, con la esperanza de que regresara a casa, sano y salvo.
Un día antes de la trágica muerte, un familiar originario del Llano Grande de Juárez, Guerrero recurrió a la emisora de radio XEUAG para pedir por su paradero:
“Les rogamos a las personas que lo tienen que lo dejen en libertad porque él a nadie le ha hecho daño; él no es una persona mala”.
Al día siguiente, fue hallado sin vida.
Su asesinato ha causado mucha indignación.
De acuerdo con el Periódico El Faro de la Costa Chica, el cadáver de Enrique Anastasio Cristóbal, fue traído el pasado lunes a su pueblo natal, Llano Grande de Juárez, para ser velado en la humilde vivienda de su padre.
Su féretro descansaba sobre un petate, en el suelo de una habitación que fue desocupada para la velación.
Un periodista local de la zona, de nombre Ezequiel Flores, compartió para sus contactos:
Aquí estamos amigo, lamento visitar tu pueblo Llano Grande de Juárez, en el municipio de Igualapa solo para sepultarte.
Siempre me dijiste que viniéramos hasta este lugar de la Mixteca donde todos los hombres y mujeres de la lluvia se preguntan qué pasó. Reprochan el hecho de que viles chacales te arrancaron la vida de golpe y yo no sé explicar nada.
Aquí estoy entre la magia y tradición de los pueblos descalzos que tienen un corazón de oro. Aquí estoy, entre rezos, música, danza y plegarias al Santo Niño de Atocha. En tu natal tierra, la de los hombres de la lluvia que hoy te lloran como todos tus amigos.
Hasta luego camarada Quique. Hasta pronto amigo y sólo te pido que no dejes de soñar. Algún día camarada, algún día.
Enrique Anastacio Cristóbal sabía tocar la guitarra, le gustaba componer canciones e iba a casarse en diciembre.
Era un indígena na savi que tenía su casa en Llano Largo, una comunidad de Igualapa, estado de Guerrero, que sus padres adoptaron como suya después de emigrar de Cochoapa El Grande.
Había roto el esquema familiar: renunció a seguir de migrante en los Estados Unidos como su hermano y mudó a Chilpancingo para estudiar la licenciatura de Derecho en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro). Para eso vivió en casas de estudiantes y costeó sus estudios.
Tocaba y cantaba en las pozolerías y siempre se echaba una de las suyas para crear fama personal. Llegó a inscribirse en el concurso de canto La Voz México.
Unos años después, al terminar la carrera, encontraría trabajo en el Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado de Guerrero (Copladeg), pero no dejó la cantada ni la composición de canciones.
La familia se pregunta por qué la violencia tenía que alcanzar a Enrique, si el gusto por la música es su único antecedente. Fuente: Debate