IMPULSO/ Agencia SUN
LA HABANA, Cuba
Los jóvenes cubanos, al igual que el resto del país, son un contraste. Están los que disfrutan la buena música y los que gozan la mala. Los que quieren a Fidel y los que no. Los que anhelan un cambio y los que están bien con lo que tienen.
“No solamente para mí, también para mis padres Fidel fue una figura muy importante, le dio la posibilidad a muchos cubanos a tener acceso a la educación y, bueno, yo crecí con la revolución, nací dentro del periodo revolucionario y también me siento muy agradecida con todas estas facilidades que me ha brindado para poder estudiar y tener acceso a hospitales”, dice con orgullo una joven rubia con playera de “Hello Kitty” mientras mira su celular, acompañada de su mamá.
El internet es escaso en la isla, pero en las escuelas y universidades la señal es gratuita. En algunos puntos de La Habana se vende la señal y hasta allá llegan los millennials para hablar con el mundo, hacer amigos y buscar sueños más allá de sus fronteras.
Con lentes gruesos y voz tenue, un graduado de artes explica: “cuando estamos en la universidad siempre hay que estar constantemente en las nuevas tendencias. Yo estudié arte y necesito el internet sobre todo para ver lo que se está haciendo en el mundo ahora con esto del videoarte y las nuevas tendencias. Fue bastante provechoso para nosotros toda esta apertura”.
Todos ellos nacieron en la época revolucionaria pero a diferencia de sus padres conocen un mundo exterior y se relacionan con él gracias a internet que existe desde 2012.
Tal vez los jóvenes cubanos no sepan que son parte de los millennials, los transformadores del mundo, pero sí son conscientes de que el internet cambió ha llegado a cambiar sus vidas.