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Washington
El Donald Trump más conspirativo y agresivo, una constante en la campaña, reapareció este domingo en Twitter. En un maratón de mensajes, el presidente electo de Estados Unidos criticó el recuento de votos impulsado por el Partido Verde, apoyado por el Demócrata de Hillary Clinton, en Wisconsin, donde el republicano se impuso por un estrecho margen. El magnate inmobiliario dio por hecho, sin ofrecer pruebas, que hubo irregularidades en la votación del 8 de noviembre, pero que le perjudicaron a él. “Además de ganar el colegio electoral por goleada, gané el voto popular si se restan las millones de personas que votaron ilegalmente”, escribió.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, evitó este lunes reflexionar sobre los mensajes de Trump pero negó posibles irregularidades. “Lo que puedo decir, como algo objetivo, es que no hay evidencias que apoyen una reivindicación así”, dijo en su rueda de prensa diaria.
Los mensajes del domingo supusieron un retorno al candidato Trump, que en la recta final de la campaña atizó el miedo a un posible fraude electoral e insistió en que el sistema estaba “amañado” en su contra. Es irónico que el republicano rememorara este domingo, para arremeter contra el recuento del voto, que en la campaña declinó comprometerse a aceptar el resultado si le era desfavorable.
Trump ganó las elecciones gracias a su ventaja en número de votos electorales -los que concede cada Estado según su peso demográfico- pese a perder por dos millones en el cómputo de votos emitidos frente a Clinton. El creciente debate sobre hipotéticas irregularidades en Estados clave que, en el improbable caso de confirmarse, podrían haber beneficiado a Trump parece haber colmado la paciencia del republicano.
“Fraude serio de voto en Virginia, New Hampshire y California. ¿Por qué los medios no escriben sobre esto? Hay un sesgo serio. ¡Gran problema!”, escribió por la tarde en Twitter, en un nuevo ataque a los medios de comunicación. El republicano no ofreció ninguna prueba que valide las supuestas irregularidades en tres Estados en que perdió frente a Clinton.
Por la mañana, Trump publicó siete mensajes en el plazo de una hora contra el nuevo cómputo de votos impulsado por el Partido Verde. “Nada cambiará”, escribió. El multimillonario neoyorquino acusó a los ecologistas de usar con fines propios el dinero recaudado para el recuento, subrayó que Clinton aceptó su derrota cuando lo llamó la noche electoral y recordó cómo, en el último debate televisivo, la demócrata dijo que aceptaría el resultado.
Ahora es Trump el que está a la defensiva ante el runrún sobre unas hipotéticas irregularidades en el recuento, alimentado por un grupo de expertos que advierte que, pese a que la posibilidad es remota, no es descartable que los resultados hayan sido “manipulados o hackeados”.
A la mañana siguiente de las elecciones, Clinton aceptó públicamente su derrota y pidió un voto de confianza para Trump. El equipo de la demócrata se mueve en una fina línea: admite que no tiene evidencias de irregularidades, pero el sábado anunció que se sumaba a los esfuerzos del Partido Verde en Wisconsin y que podría hacerlo también en Pensilvania y Michigan.
En esos tres Estados, Trump se impuso por una diferencia total de unos 100.000 votos, lo que le permitió sumar los votos electorales necesarios para ganar los comicios. El republicano movilizó allí sobre todo a votantes de clase trabajadora gracias a su retórica contra el libre comercio.
El equipo de Trump teme que el creciente debate sobre el recuento eclipse su transición a la Casa Blanca y su victoria. Fue el candidato republicano más votado en unas presidenciales.
En varias entrevistas televisivas, Kellyanne Conway, asesora de Trump y su exjefa de campaña, también elevó este domingo el tono. Tildó de “llorones” a verdes y demócratas, y trazó un paralelismo con la decisión del republicano de incumplir su promesa de designar un fiscal especial que investigue a su exrival electoral. “Tienes a Donald Trump siendo bastante magnánimo con Hillary Clinton y la tienes a ella respondiendo uniéndose a este recuento”, dijo Conway. EL PAÍS