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Ciudad de México
El Papa Francisco aseguró que las críticas en su contra no le quitan el sueño y consideró necesario distinguir los señalamientos en buena fe de aquellos que esconden un “espíritu malvado” que busca la división
Justo después que cuatro cardenales publicaron una carta en la cual desafiaron su autoridad sobre temas como la familia y los divorciados vueltos a casar, el Papa abordó el tema de los detractores en una entrevista publicada hoy por el diario italiano “Avvenire”.
“Cuando no hay un espíritu malvado, ayudan a caminar. Otras veces se ve inmediatamente que las críticas salen de acá o de allá para justificar una postura pre-asumida, no son honestas, están hechas con espíritu malvado para fomentar división”, dijo.
“Se ve inmediatamente cuando ciertos rigorismos nacen de una falta, de querer ocultar dentro de una armadura la propia y triste insatisfacción”, agregó.
Con esas palabras, el Pontífice también se refirió a quienes lo acusaron de querer “protestantizar” la Iglesia católica con su reciente viaje a Suecia, donde participó en la conmemoración de los 500 años de la rebelión de Martín Lutero que provocó la división de la Iglesia luterana.
Al respecto, Jorge Mario Bergoglio se dijo tranquilo porque sigue el camino de quienes lo precedieron y los pasos que la Iglesia dio en el pasado.
Precisó que ya hace 50 años, con el Concilio Vaticano II, la Iglesia desplazó el eje de la concepción cristiana haciéndolo pasar de “cierto legalismo, que puede ser ideológico”, a una vocación central de misericordia.
“Algunos siguen sin comprender, (para ellos es) o blanco o negro, aunque sea en el flujo de la vida en donde hay que discernir. El Concilio nos ha dado esto, pero los historiadores dicen que un Concilio, para que lo absorba bien el cuerpo de la Iglesia, necesita un siglo (…) Estamos a la mitad”, estableció.
Palabras del Papa que coincidieron con la publicación en los medios (esta semana) de una carta dirigida a él y firmada por los cardenales Walter Brandmüller, Raymond Burke, Carlo Caffarra y Joachim Meisner.
Los purpurados presentaron cinco preguntas sobre la exhortación apostólica de Francisco “Amoris Laetitia” sobre temas delicados y pidieron claridad ante lo que llamaron la “creciente confusión” que estaría provocando ese escrito entre los católicos.
Como el Papa no les respondió decidieron hacer público el documento y uno de los firmantes, Burke, se dijo dispuesto a realizar un acto público para corregir al Papa en lo que él y los otros cardenales consideran que se encuentre en error.
La entrevista de “Avvenire” incluyó otros asuntos. Calificó como un “pecado grave” el proselitismo entre los cristianos, el intento por convertir en católicos a luteranos u ortodoxos porque, explicó, la Iglesia católica “crece por atracción” y “no es un equipo de futbol que busca hinchas”.
Afirmó que el “cáncer” en la Iglesia es “glorificarse recíprocamente”, cultivar y alimentar “su hambre de dominio” y su “afirmación de sí”.
“(Esa persona) tiene una enfermedad espiritual, cree que la Iglesia es una realidad humana autosuficiente, en la que todo se mueve según lógicas de ambición y de poder”, indicó.
“En la reacción de Lutero también estaba esto: el rechazo de una imagen de Iglesia como organización que podía seguir adelante sin la gracia del señor, o considerándola algo descontado, garantizado a priori. Y esta tentación de construir una Iglesia autorreferencial, que lleva a la contraposición y por lo tanto a la división, siempre vuelve”, alertó.