IMPULSO/ Carlos Ravelo Galindo
Qué me dices
Bob, de 92 años de edad, y María, de 89, están emocionados acerca de su decisión de casarse. Mientras pasean y discuten sobre la boda, pasan por una farmacia y Bob sugiere entrarBob habla con el farmacéutico, le cuenta que están a punto de casarse y le pregunta:
“¿Usted vende medicamentos para el corazón?” — Por supuesto que sí, responde el farmacéutico. “¿Medicinas para el reuma?” — Definitivamente, dice. “¿Qué hay del Viagra?” — A buen precio.
— ¿Para los problemas de memoria, artritis, ictericia?
— Sí, de todas.
— ¿Qué hay de vitaminas, pastillas para dormir, antiácidos?
— Absolutamente.
— ¿Vende sillas de ruedas y andadores?
— De todas las velocidades y tamaños.
— Bueno -pregunta Bob al farmacéutico- ¿Podemos registrar nuestra lista de regalos de bodas aquí?
Uno más, también de jóvenes
Es sobre una pareja de noventa años, ambos con problemas para recordar cosas. Durante un chequeo, el médico les dice que están físicamente bien pero les recomienda empezar a escribir las cosas como método para recordar.
Ya en casa, mientras ven la televisión, el anciano se levanta de su silla. — Voy a la cocina, ¿quieres algo? -pregunta a su esposa.
— ¿Me traes un helado?
— Por supuesto.
— ¿Crees que debes tomar nota para recordarlo?
— No, tranquila que puedo recordarlo, bueno, es que también me gustarían algunas fresas en la parte superior.
Contesta que puede recordar eso y aguega: “¿Quieres un tazón de helado con fresas?”
— Y también me gustaría crema batida, no lo olvides, anda anótalo -ella insiste.
Irritado, el marido replica: “No necesito escribirlo, lo recuerdo, ¡helado con fresas y crema batida! Lo tengo, por el amor de Dios”.
Después de 20 minutos, el viejo regresa y le entrega a su esposa un plato de tocino y huevos.
Ella se queda contemplando el plato por un momento. Y pregunta: “¿Dónde está mi sándwich?”.
Seguimos de vena
Una pareja de adultos mayores va a cenar a casa de unos amigos de similar edad.
Después de comer, las esposas se levantan de la mesa y van a la cocina.
Los dos caballeros, entretanto, hablan animadamente: “Ayer por la noche, fuimos a un restaurante nuevo y fue realmente genial, te lo recomiendo encarecidamente.
El otro pregunta: “¿Y cuál es el nombre del restaurante?”.
El primer hombre piensa y piensay finalmente pregunta: “¿Cómo se llama esa flor que le das a alguien que amas?, ya sabes, que normalmente es de color rojo y tiene espinas”.
— ¿Te refieres a una rosa?.
“Sí, justo ésa”, responde el hombre que se levanta, corre hacia la cocina y grita: “Rosa, ¿a qué restaurante fuimos ayer?”.
Breve también
Un pensionado visita al geriatra para un chequeo. “Señor Hernández, está usted en muy buena forma, ¿cómo lo hace?”, pregunta el médico.
Bueno, dice él, ni bebo, ni fumo y Dios cuida de mí. Fíjese, que, últimamente, cada vez que voy al baño en medio de la noche, él enciende la luz para mí.
Un tanto extrañado el médico sale a buscar a la esposa a la sala de espera y le explica lo que su marido le ha contado.
¡Oh, doctor!, no creo que haya nada de qué preocuparse, responde ella, es que se hace pipí en la nevera!
Y éste
Un hombre charla con su amigo, también de 80 años:
— Así que te vas a casar. — Sí. — ¿La conozco? — No. – Pero, ¿es una buena mujer? — Realmente no. — ¿Sabe cocinar? — No, para nada, cocina fatal. — ¿Tiene muchodinero? — Qué va, es más pobre que una mosca.
— Bueno, ¿entonces será que es buena en la cama? — La verdad es que no lo sé. — Entonces ¿por qué demonios quieres casarte con ella? — Porque ella todavía puede conducir el coche.
Más breve
Tres tipos mayores caminan por la calle, el primero dice: “Hace frío, ¿no es así?”. El segundo exclama: “No, ¡es jueves!” y el tercero: “Y yo también… ¡Mejor vamos a tomar una cerveza!”.
[email protected]