IMPULSO/ Alejandra Buggs Lomelí
La comercialización del cáncer
El pasado 19 de octubre, se celebró el Día Mundial de Lucha Contra el Cáncer de Mama, con la intención de sensibilizar y concientizar a las mujeres sobre la importancia de la autoexploración y la realización (de acuerdo con la edad y el riesgo) de diferentes estudios que permitan detectar oportunamente, más no prevenir el cáncer de mama.
Soy una mujer consciente y comprometida con otras mujeres que trabajamos con la intención de llevar a cabo acciones que contribuyan a crear una cultura de autocuidado, especialmente en la población femenina para evitar muertes por cáncer de mama por falta de una detección oportuna.
Les cuento que es así, que, como organización, colaboramos en tres ocasiones en el proyecto creado por la psicóloga Esther Casanova Padilla, directora de la Clínica CIMAS, al cual llamó “Círculo de Mujeres por la Salud de nuestros Senos”, realizado con el apoyo del Departamento de Cultura de la Embajada de Estados Unidos y del Gobierno del Distrito Federal.
Fueron tres años consecutivos, dos de ellos en la explanada del Parque México y el último en la Plaza de Coyoacán. Cada uno de ellos generaba la sensación de una gran sororidad entre las más de 700 mujeres ahí reunidas, con el propósito de informarse sobre la enfermedad, conocer qué estudios son los indicados de acuerdo con la edad, y sobre todo aprender a realizarse la autoexploración mamaria con la guía de una médica especialista integrante de la Clínica CIMAS.
Ese espacio se convertía en una gran oportunidad en la que a través de la sensibilización de sus cuerpos con yoga de la risa, del ejercicio con una clase de zumba y la información médica, como de sus derechos a una atención de calidad, respeto y digna, las mujeres de forma lúdica lograban interesarse por el cuidado de su salud, y nosotras contribuir políticamente a crear una cultura de autocuidado inexistente en nuestro país.
Desafortunadamente, ya no ha sido posible realizar este evento, sin embargo, aprovechamos cada oportunidad que se nos presenta o buscamos para participar en diferentes foros donde transmitimos a las mujeres la información necesaria, adecuada, ética y seria, sobre las implicaciones físicas, emocionales y sociales que genera en una mujer padecer cáncer de mama.
Así como nosotras, existen afortunadamente otras organizaciones e instituciones como el IPN, a través del Torneo de Futbol Femenil que la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género organiza este mes de octubre, titulado “Gánale al Cáncer de Mama, Jugando por tu Salud”, con el mismo compromiso social, político y emocional que tenemos con cada mujer.
Sin embargo, también hay quienes lucran sutilmente con la enfermedad, por lo que existe otra cara de la moneda en cuanto al cáncer de mama se refiere, y es precisamente la que pretendo visibilizar en esta columna.
Es aquella cara que muestra la forma en la que “en nombre de la concientización del cáncer de mama”, se contribuye a la causa comprando camisetas, lazos y todo tipo de productos rosas y/o participando en un sinfín de eventos a beneficio de ciertas organizaciones, más que de las mismas mujeres.
Es cuando nos preguntamos: ¿Sabemos en qué tipo de investigaciones se está invirtiendo el dinero generado con la compra de los diferentes artículos alusivos al “Día Mundial dLucha Contra el Cáncer de Mama”? ¿Cuánto dinero se recauda con el “movimiento rosa”? ¿A dónde se va? ¿A quién beneficia?
¿Sabemos cuál es el impacto económico, físico, emocional, social del diagnóstico y tratamiento del cáncer?
Estoy de acuerdo en que la información incluya sugerir a las mujeres realizarnos mastografías, ultrasonidos de acuerdo con la edad y el riesgo, así como la propuesta de llevar un estilo de vida más sano. www.saludmentalygenero.com.mx