IMPULSO/ Katia D’Artigues
Dos frentes, dos luchas
Este fin de semana saldrán a la calle nuevamente dos grupos de personas, dos “frentes”, si se quiere: Los que están a favor y en contra de la iniciativa presidencial de matrimonio igualitario.
Por un lado, el “Frente Nacional por la Familia” convocó a la marcha para este sábado 24 de septiembre a las 12 del día. Será del Auditorio Nacional al Ángel de la Independencia. Piden que sus simpatizantes acudan vestidos de blanco.
La otra marcha estaba convocada para el domingo 25 y era del “Frente Orgullo Nacional Mx”, que agrupa a organizaciones defensoras de los derechos de la comunidad LGBTTTI; pero los planes cambiaron: También será el sábado 24.
Ellos se reunirán, para empezar, en la glorieta del Ángel de la Independencia. Dicen que no impedirán el paso de su contingente contrario. Su lema es “Defiende la victoria alada”, “Resistencia pacífica, incluyente y diversa”.
Pero se toparán, en el Ángel, en algún momento, cara a cara; pancarta a pancarta. ¿Prevalecerá en el mismo espacio la calma? Me preocupa.
Todos hemos visto cómo el discurso a favor y en contra se ha recrudecido en los últimos días y semanas.
No se trata de la mera discusión de una ley o de cómo todos tenemos los mismos derechos —que debería ser así—, sino que lo que un “frente” piensa que es un “ataque” del otro “frente” a su forma de vida y decisiones, y casi -casi al mundo (no exagero por los argumentos que han dado algunos cercanos al Frente por la Familia: Es un complot para la extinción, dado que las parejas homoparentales no pueden reproducirse por sí mismas).
Usted sabe, querido lector, lectora, cuál es mi posición personal: Yo creo que lo justo, amoroso y no discriminatorio es que en todo el país haya un matrimonio igualitario, con derecho a adopción (que no quiere decir que no haya estrictos controles a todas las parejas que quieran adoptar, ya sean homo u heterosexuales).
¿Qué hay muchas personas que no piensan así? Lo respeto, pero me preocupa que sus argumentos sean religiosos porque, aunque también respeto cualquier religión, este es un país laico.
También me preocupa porque algunos son argumentos desinformados, producto de estereotipos y que generan odio, rechazo. Que sí provocan muertes. La homofobia mata (escribí de eso en junio pasado. En esta columna hay datos e incluso una historia de mi familia al respecto: goo.gl/xgo8CW).
Pero también me preocupa mucho algo que hizo ayer el Frente Orgullo. Dio a conocer parte de una lista de 38 personas que supuestamente son homosexuales dentro de la Iglesia. ¿Es cierto que lo son? No lo sé y no me interesa saber si es cierto. Creo que a nadie le debería importar la orientación sexual de otra persona.
Me preocupa que el Frente Orgullo, que han sido tan discriminados por su orientación sexual, decidan —no sé con qué testimonios, con qué información— “sacar del clóset” a fuerzas a alguien. Me parece que no tienen derecho a ello.
Yo sí aspiro a vivir un día en un país en el que no importe qué orientación sexual tengamos. O que sea algo tan incontrovertible, respetable y común como decir: Mis ojos son color café.
Nada fácil está el panorama a nivel internacional en torno a los desaparecidos de Ayotzinapa.
Pese a que el presidente Peña Nieto ha insistido en que esta investigación se ha realizado “como ninguna otra”, desde la ONU el panorama es otro.