IMPULSO/ Redacción
Toluca
A 31 años de un doloroso suceso que significó un punto de partida fundamental en la cultura de la participación social y el surgimiento de la protección civil en nuestro país,
no podemos dejar de recordar que los sismos del 19 de septiembre de 1985 dejaron enormes adversidades, trágicas escenas en las vidas de muchos mexicanos y un reto sin precedentes para la sociedad, pero también permitió afrontarlo como sólo los mexicanos sabemos, pues emergió la solidaridad, unidad y el humanismo que nos caracteriza para salir adelante. Gracias a ese lamentable acontecimiento, se asimiló que era imprescindible dar sustento de manera organizada a los esfuerzos y muestras de humanismo a través de instituciones que trabajen de manera coordinada con la sociedad, ello con el único objetivo de hacer frente a los retos y desafíos de lo que hoy se conoce como Protección Civil en nuestro país. El Estado de México, con sus más de 16 millones de habitantes, se coloca como una entidad en riesgo ante posibles ocurrencias de desastres, ello por su alta densidad demográfica. Si bien la generosa naturaleza nos brinda los elementos indispensables para la vida humana, también nos oferta amenazas que ponen en peligro nuestra sobrevivencia, riesgos cuyos efectos, potenciados por el cambio climático, son cada vez más severos.
: La entidad no puede ser la excepción para mantener a la vanguardia sus instituciones, así como perfeccionar día a día las políticas públicas que involucren no sólo al Gobierno, sino a la sociedad en su conjunto.
: Se requiere en el EDOMEX un marco jurídico de vanguardia e integral en materia de Protección Civil, con acciones de prevención para, en caso de contingencia, preservar la vida de los mexiquenses.
16 Millones de mexiquenses tiene que estar protegidos en caso de contingencias naturales.