Diciembre 24, 2024
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IMPULSO/  Lucía Lagunes Huerta

Violencia institucional

La violencia contra las mujeres no debe tener resquicio alguno de impunidad. No hay posibilidad de tolerancia ni consentimiento, en eso coincide retóricamente la autoridad con el movimiento feminista, y quien la ejerza debe ser sancionado, y si es funcionario público, removido de su cargo.

La imposibilidad de tolerancia ante la violencia contra las mujeres ha sido un mensaje reiterado del responsable de la política interior y cabeza del Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres.

En más de una ocasión, desde que firmó la campaña de ONU-Mujeres “He for She” ha dicho que son las acciones las que pararán la violencia, y que todas las instituciones tienen que actuar para eliminarla.

Cómo, entonces, el secretario de Desarrollo Social del estado de Chihuahua, José Luis García Rodríguez, actúa en sentido contrario. No sólo al incumplir con los acuerdos para caminar a favor de la igualdad de las mujeres del estado, sino al violentar verbal y físicamente a la directora del Instituto Chihuahuense de la Mujer (Ichmujer), Emma Saldaña Lobera, quien el pasado 6 de marzo presentó la denuncia penal por estos hechos contra el titular de Sedesol estatal.

Los hechos vividos por la directora del Ichmujer revelan el tamaño de la misoginia institucional encarnada en funcionarios que una y otra vez desprecian y obstaculizan el trabajo a favor de la igualdad de las mujeres.

Nada justifica la violencia y la intimidación que ha ejercido contra la titular del Ichmujer, Emma Saldaña Lobera, el secretario de Desarrollo Social local, José Luis García Rodríguez, como tampoco nada justifica el actuar desigual de las autoridades, a quien la directora recurrió para frenar la violencia del titular de Sedesol en Chihuahua.

Los hechos concretos se resumen en gritos ofensivos en espacios públicos y los abrazos forzados contra la titular de Ichmujer, actos  a los ojos y oídos de otros funcionarios que guardaron silencio de manera cómplice, tal cual guardan silencios los hombres ante la violencia de sus congéneres contra una mujer.

Quien no guardó silencio fue Emma Saldaña ante la violencia del titular de Sedesol en Chihuahua. Ella recurrió ante la Contraloría estatal el pasado 8 de marzo para iniciar un juicio administrativo en contra de su agresor, sin mucho éxito.

Buscó al Inmujeres y a la Secretaría de Desarrollo Social federal.  José Luis García Rodríguez fue llamado para dialogar y frenar la violencia contra Emma, incluso se pensó en una disculpa pública que nunca cuajó y que hubiera parado la denuncia penal.

Y no cuajó porque al titular de la Sedesol-Chihuahua no le gustaron los términos de la carta propuesta por la propia directora del Ichmujer.

Romper el silencio y alzar la voz ha sido un gran acto por parte de la titular del Ichmujer, ser coherente y denunciar a su agresor, buscar a las autoridades para sancionarlo; ahora es necesario que la autoridad reaccione y castigue al funcionario.

Cuántas mujeres han sido víctimas de funcionarios como José Luis, cuántas funcionarias tal vez también fueron violentadas como Emma y no han podido hacer la denuncia.

No hay que dejar resquicios para la repetición, hay que cerrar todas las puertas para los funcionarios violentos que usando sus cargos públicos arrecian su prepotencia machista ejerciendo violencia contra las funcionarias.

 Habría que hacer una base de datos pública donde los funcionarios fueran denunciados para que quedaran deshabilitados para ejercer otro cargo público, y con ello cerrarle paso a la violencia institucional. 

Twitter: @lagunes28

 

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