Octubre 5, 2024
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Mujeres y salud mental

IMPULSO/  Alejandra Buggs Lomelí*

Machismo, género y emociones

Seguimos en marzo, mes especialmente dedicado a colocar la atención de todas y todos en la desigualdad que hemos vivido las mujeres a lo largo de la historia y tener presente que el 8 de Marzo es un día de conmemoración, no de celebración.

Es tiempo ya de que todas y todos tengamos claro que el 8 de Marzo tiene que desaparecer, y que ese día será cuando realmente el mundo viva en igualdad total, sin violencia de ningún tipo hacia las mujeres, y con acceso a todas las oportunidades que tienen los varones por el hecho de ser hombres.

Sin embargo, siempre a lo largo de mis ya casi 30 años de ejercer como psicoterapeuta, he tratado e intentado mantener una mirada justa y objetiva sobre los efectos emocionales que implica, tanto para las mujeres como para los hombres, vivir dentro de un sistema patriarcal que impone modelos y roles tanto a un género como al otro, con la claridad de que viviendo en un sistema patriarcal generalmente hemos sido las mujeres quienes vivimos desigualdad, violencia e inequidad en mayor grado.

 Al hablar de machismo lo tenemos que entender como una ideología que abarca un conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias enfocadas a promover la negación de las mujeres como sujetas, independientemente de la cultura, tradición o contexto.

Esta negación de lo femenino se manifiesta de diferentes formas, como por ejemplo el ámbito social y familiar, a través del establecimiento de la dominación masculina llamada estructura patriarcal; en el contexto sexual, ubicando a la mujer como pasiva e incluso negando el deseo sexual llegando a grados tan terribles como la ablación (mutilación genital) o el planchado de los senos.

En lo laboral se ha reflejado a través de los años en menores ingresos para las mujeres por el mismo trabajo que realizan los hombres; en el contexto legislativo, en algunos países aún las mujeres no están legitimadas como ciudadanas, y en otros son pocos los años en que ya las mujeres pueden votar.

Intelectualmente, hemos sido estereotipadas como inferiores en capacidad matemática, capacidad objetiva, en lógica, como algo exclusivo de los varones.

Las diferencias anatómicas se han traducido en supremacía de la fuerza física masculina o una exageración de la diferencia, cuando se le otorga poca importancia al parto, así como a la reproducción biológica.

Académicamente, esta diferencia llamada machismo también se ha manifestado en la poca o nula importancia que se la ha dado a los estudios de género y a la teoría y posturas feministas.

 El machismo más que un movimiento es una cultura, es un fenómeno multidimensional que por lo mismo es complejo de estudiar y pretencioso sería ubicarlo sólo en el ámbito de la psicología.

Sin embargo, es mi interés en este artículo mencionar sólo los efectos psicológicos que la cultura machista genera en mujeres y hombres.

La mayoría piensa que el machismo agrede exclusivamente a lo  femenino, si bien, somos más las mujeres quienes recibimos en mayor grado terribles y muchas veces fatales embates del machismo en todos los contextos de nuestras vidas, los hombres también se ven afectados por él.

 Al ser algunos valores del patriarcado: tener poder, tener control y el intelecto, tristemente se da por hecho que las mujeres no tenemos ninguno de esos “valores”, y los hombres que no “cuenten o tengan” estas tres características son descalificados y rechazados por el machismo.

 www.saludmentalygenero.com.mx

 

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