IMPULSO/ Luis Ángel Sánchez R.
¿Sólo un día para el padre?
De entre los hombres, quien no es padre no sabe en realidad lo que es el amor y el sufrimiento, más allá de la poesía; como ocurre a la mujer que es madre, y mucho más que a los amantes, que mueren o viven “por amor”.
Ser padre, es vivir – como dice un afamado escritor – ´culifruncido´, por el temor a que le ocurra algo malo a sus hijos.
Ser padre -plenamente consciente de ello-, es ´tener que Ser´, sobre lo que se quiere Ser; una parte su vida ya no le pertenece a quien como hombre pleno engendra hijos.
Sin duda, es posible que, de VISIONARIOS es natural considerar una de las mayores grandezas de esta vida el ser padres, por el simple hecho de serlo; pero así también y sin dudas, de VISIONUDOS es considerar que ello surge con el simplista hecho de engendrar hijos; y es por ello que hoy, como siempre pero más que nunca, es interesante –por decir lo menos-, vislumbrar un re- direccionamiento, de la cultura de género por parte del Estado- autoridades-, pero nó solo hacia la mujer sino también hacia el hombre, claro está, considerando que en el proceso natural de la vida, los hombres también participamos.
Tal vez, el costo-beneficio político para las instituciones, sean gubernamentales o políticas, no resultaría tan rentable como el que conlleva el impulso que se le ha dado en los últimos cincuenta años –más o menos-, a la mejora constante y privilegiada del nivel de vida del sector femenino, tanto porque es mayoritario por número en nuestra sociedad, como porque al final de cuentas es el que define mucho del rumbo de las familias, pero sin duda resultaría valioso, quizá no tanto por aquello que dice la tan popular canción: “sin caballero no hay dama”; sino porque al final de cuentas es indiscutible que sin hombre no hay embarazo.
Resulta curioso recordar que entre las décadas de los 60-70´s, un grupo de intelectuales en México, advirtió al gobierno de las graves consecuencias de no implementar políticas para el control natal, más considerando los resultados de aquella gravísima omisión que ahora resultan más que evidentes, ostensibles; y mucho más considerando nuestro destino probable como cultura, a partir del que ahora vemos en la realidad de nuestra sociedad; pero mucho más, sin duda, al desdeñar todo lo que conlleva…el ser padre.
