Enero 10, 2025
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Entre Visionarios y Visionudos

IMPULSO/ Luis Ángel Sánchez R.

El gran ausente del pasado  7 de junio

De verdad que llama poderosamente la atención que haya estado ausente, tan marcadamente, durante todo el proceso electoral y aún ahora, el tema del narcotráfico y todo lo que conlleva, que no solo no es cosa menor, sino muy por el contrario, que se ha convertido si no en el principal, sin duda en  uno de los principales ejes de la vida de nuestro país. 

 

Para nadie es –debiera- ser secreto que el narco se ha convertido en toda una institución social, aunque no como una parte de la cultura popular, sino como el eje de la misma; en los ochentas –por citar sólo uno de los más nimios ejemplos-, según asegura un muy considerable número de sociólogos e historiadores nacionales, era moda para los adolescentes de extracción urbana en México, principalmente, ser policías judiciales y ahora, indudablemente, el estereotipo a seguir es el del narco, representado incluso y de manera preponderante en los medios de comunicación como todo un estereotipo de éxito de nuestros tiempos, tal y como la cultura norteamericana lo vivió en los años 20 u 80´s del 1900.    

De hecho, sería ligeramente ingenuo pensar que a los personajes de la política que fueron asesinados durante los proceso de campañas, simplemente les acompañó la mala suerte o los alcanzó algún problema personal, o les “jugó chueco” el destino, puesto que el “modus operandi” de todos ellos, según la criminología, indica que lo más lógico a pensar es que dichos crímenes están relacionados con el crimen organizado, o el desorganizado, pero sin duda con la forma de vida relacionada con el crimen.

No obstante, qué terrible que el tema de la violencia y el narco no haya estado en el discurso de ningún partido, ni personaje político, durante este proceso electoral, porque más allá de esa realidad que indudablemente no es cosa menor y que al contrario, mueve a alertar en el sentido de que si aquella mítica e indeseable –por supuesto-  tercer revolución social en México, no es detonada por las instituciones del Estado y dirigida por el sendero de la cultura y con ello los valores nacionalistas y lo más excelso de nuestro pueblo, será provocada y explotada –administrada-, por grupos de poder principalmente urbanos que desde la calle sigan con esa gangrena que vive nuestra cultura y que sólo se puede curar, precisamente con  cultura.

 
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