El centro de transferencia se ubica en un predio, presuntamente propiedad del alcalde.
Es de resaltar que el predio donde se encuentra el basurero es propiedad del presidente municipal Alfredo González, situación que, de confirmarse, sería un conflicto de intereses, dado que el presidente municipal como funcionario público, estaría usando el dinero del erario para pagarse una renta a él como particular.
Por José Moisés de la Luz
La disposición de la basura no deja de ser un grave problema en Xonacatlán, si bien es cierto que ya cerró definitivamente el tiradero de Mimiapan, el problema local solo se cambió de lugar.
En la calle 16 de septiembre esquina Benito Juárez, el ayuntamiento que preside Alfredo González, ha instalado un tiradero al que le llaman “Centro de transferencia”, sitio que está rodeado de casas, así como del hospital Vicente Guerrero y muy cerca del pozo número 24 del sistema Lerma que abastece del vital líquido no solo a la zona centro de la demarcación, también lleva agua al valle de México, situación que a decir de los vecinos, ha generado se contaminen mantos acuíferos y una insoportable contaminación en ese lugar.
Andrés Rito, vecino más próximo al centro de transferencia, asegura que se trata de un foco de infección que afecta a todos los xonacatlenses, pero principalmente a la cabecera, es así que se perciben olores insoportables y la situación se ha vuelto insostenible, dado que además de estar cerca de un hospital, un pozo de agua potable, también se encuentran varias escuelas de nivel medio superior y superior.
Afirma Andrés Rito que el alcalde ha sido omiso ante tal situación, pese a diversas peticiones y un último compromiso del edil, -del cual se duda lo cumpla-, el basurero será cerrado el primer día de julio, sin embargo los vecinos aseguran que de no cumplirse el acuerdo que está firmado por el munícipe, ellos habrán de tomar otras medidas, dado que la vida en la zona se ha trastornado y en momentos se ha vuelto imposible, por la fauna nociva, los fétidos olores y la contaminación del agua, a tal grado que en algunos inmuebles se han tenido que reemplazar tuberías, tinacos, a consecuencia de los daños ocasionados por la polución que sufre el agua.
Los vecinos señalan que ellos han intentado todos los recursos para clausurar el tiradero e inexplicablemente no se procedió al cierre, quedando nuevamente el problema sin resolver y haciéndose más agudo.