TALLÍN, Estonia (AP) — Los anuncios prometen primas en efectivo y beneficios tentadores. Los reclutadores llaman sin previo aviso a hombres aptos. Las oficinas de reclutamiento trabajan con universidades y agencias de servicios sociales para convencer a estudiantes y desempleados.
Esta primavera hay una nueva campaña en Rusia que busca reclutas para reponer sus tropas en la guerra en Ucrania.
Mientras los combates se estancan en batallas de Ucrania como Bájmut y ambas partes preparan contraofensivas que podrían costar aún más vidas, la maquinaria de guerra del Kremlin necesita reclutas nuevos con urgencia.
La movilización de 300.000 reservistas en septiembre -presentada como una llamada “parcial” a las armas- sembró el pánico en todo el país porque técnicamente la mayoría de los hombres menores de 65 forman parte de la reserva. Decenas de miles huyeron de Rusia en lugar de presentarse en las oficinas de reclutamiento.
El Kremlin niega que haya otra llamada a filas en ciernes para lo que describe como una “operación militar especial” en Ucrania, que ya dura más de un año.
Pero en medio de una incertidumbre generalizada sobre si se producirá esa movilización, el gobierno tienta a los hombres para que se presenten voluntarios, ya sea con centros de reclutamiento improvisados en varias regiones o con llamadas telefónicas. Así puede “evitar declarar una segunda oleada de movilización formal” después de que la primera fuera tan impopular, según un reporte reciente del Institute of the Study of War, un grupo de estudios con sede en Estados Unidos.
Un moscovita dijo a The Associated Press que su empleador, una organización con financiamiento del estado, reunió las tarjetas de registro de todos los empleados varones en edad de combatir y dijo que les conseguiría aplazamientos. Sin embargo, señaló, la situación le dio miedo.
“Uno se siente nervioso y asustado, nadie quiere terminar de repente en una guerra con un fusil en las manos”, dijo el hombre, que habló bajo condición de anonimato por miedo a represalias. “La operación especial se está alargando de algún modo, de modo que se puede esperar cualquier sorpresa de las autoridades rusas”.
Ha pasado más de una semana desde que entregó su tarjeta, señaló, y normalmente las excepciones se resuelven en un día o dos, lo que ha disparado su ansiedad.