GARCÍA LUNA Y SU FORTUNA OCULTA Y CORRUPTA SE UNE AL DESPIDO DEL DIRECTOR DE LA DEA EN MÉXICO (II)
Por Teodoro Rentería Arróyave
Para miércoles 1 de febrero de 2023
SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE
Habíamos escrito que, en su edición dominical última, el diario “El País” nos dio a conocer dos noticias de gran impacto: la fortuna oculta y acumulada del Director de la Agencia Federal de Investigaciones, AFI, creada durante el Gobierno de Fox -2000-2006-, y Secretario de Seguridad Pública -federal-, también dependencia elevada a Secretaría de despacho especialmente para el jefe policíaco en la Administración de Calderón -2006-2012-.
La segunda grave noticia es la decisión de la Agencia de Administración de Control de Drogas de Estados Unidos, conocida como “DEA” por sus siglas en inglés de despedir a su director en México, Nicholas Palmeri, “por sus vínculos con abogados de narcos”. Está acción ocurrió en marzo del año pasado, pero hasta ahora trascendió.
Hemos insistido en que la corrupción es un mal terrible de la humanidad y no es privativa de ningún país en particular, aunque en base a la falta de justicia de los gobiernos, es decir a la vergonzosa impunidad, estos delitos se incrementan en deterioro de los pueblos ya degradan a las mismas sociedades.
En esas condiciones tenemos dos especímenes tanto en México como en Estados Unidos, con la condición de que el mexicano está enfrentando un juicio en la gran potencia, recuerden a Genaro García Luna, el estadounidense en cambio, aunque lo corrieron de su alto puesto, goza hasta ahora de “cabal salud”, es decir de libertad.
Como lo enunciamos en la anterior entrega, la destitución de Nicholas Palmeri se produjo en marzo del año pasado, sin embargo, se supo hasta ahora gracias al trabajo de periodismo de investigación realizado tanto por la agencia “Associated Press” como por el diario “The Washington Post”.
Es de anotarse que todo salió a la luz pública en un contexto de tensión entre la agencia antidrogas, la DEA y el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Finalmente, y en primera instancia se le dio la razón en el mismo momento de cesar al alto funcionario en su puesto. También recuérdese que la libertad de movimientos de los agentes extranjeros en territorio mexicano fue el mismo argumento utilizado por López Obrador para poner coto a la actividad dentro del país de los servicios de inteligencia extranjeros.
A todo esto, es de agregarse que la semana pasada, el Departamento de Justicia ya había anunciado otra investigación de su oficina de asuntos internos contra Palmieri por “uso de fondos de la lucha contra las drogas para propósitos inapropiados”, y debemos de tomar en cuenta la dimensión de la destitución, puesto que esa dirección aparte de México abarca también Canadá y Centroamérica.
Palmeri, de 52 años, llegó al cargo a principios de 2020 tras pasar por la policía de Nueva York y por la oficina de la DEA en Guadalajara. Según informes confidenciales citados por AP, el agente mantuvo contactos con varios abogados de narcotraficantes en Miami que infringieron los códigos internos de la agencia.
El presunto culpable de corrupción ha reconocido que está siendo investigado y se defiende, con argumentos tan endebles como que su esposa trabajaba como traductora para otro letrado del mismo perfil. Además, cínico, declaró que su salida se debió a “una narrativa mal ejecutada para separarme del cargo”, además de aclarar que no fue despedido sino “obligado a jubilarse”.
Agréguese que los escándalos que rodean últimamente a la DEA ya son muchos, en 2020, uno de sus agentes fue condenado a 12 años de cárcel por lavado de dinero para los carteles colombianos. Un juez federal dictaminó también que el agente desvió más de 9 millones de dólares del presupuesto destinado a operaciones de incógnito a la compra personal de coches de lujo, viajes y fiestas.
En conclusión, la corrupción se da en todas partes, la situación es que un funcionario mexicano es juzgado en Estados Unidos, donde fue detenido, no fue motivo de un juicio de extradición, y el estadounidense sigue en el gozo de la libertad.