Julio 16, 2024
Clima
18°c Máxima
18°c Mínima

“León de Lidia es el libro en el que más me he vaciado”: Myiriam Moscona

La narradora y poeta entrega en León de Lidia una novela fragmentaria sobre la orfandad, la infancia y la pertenencia

 “León de Lidia es el libro en el que más me he vaciado, dejé las tripas adentro”, confiesa la poeta y narradora Myriam Moscona. “Tan es así, que me he llegado a preguntar si voy a seguir escribiendo”, dice sobre esta novela fragmentaria recién publicada por Tusquets.

Es decir, claro que voy a seguir escribiendo, porque no sé hacer otra cosa, pero no estoy segura de volver a concebir un libro como éste”, aclara la escritora mexicana de origen búlgaro sefardí.

Definido como “un libro inclasificable”, León de Lidia está integrado por historias autónomas, es una especie de cuaderno de imágenes y dibujos, una colección de retratos familiares o imaginarios.

Moscona, quien escribe en español y en ladino, comenta en entrevista que estos textos abrevan en temas como la orfandad, los orígenes, la infancia y la pertenencia a una familia migrante o a un país, y el amor que suscita esta pertenencia.

La orfandad concentra una emoción que he arrastrado de muy distintas formas a lo largo de mi vida”, detalla quien perdió a su padre cuando tenía ocho años. “Eso marcó mi vida, construyó mi personalidad. Tristemente desapareció del mundo antes de lo que le correspondía.

León y Lidia son los nombres de mis padres. Pero no es un libro autobiográfico. Lo importante es expresar esto de una forma colectiva. Para que yo autora te hable a ti lector, hayas o no perdido a tu padre, que puedas reconocer esa emoción y que las historias te interesen”, agrega.

La autora de los poemarios Último jardín (1983) y Ansina (2015) evoca su herencia búlgara. “Es algo bastante fantasmagórico. Yo ni siquiera sé hablar búlgaro. La necesidad de ir a Bulgaria fue en su momento importantísima. He ido dos veces. Me he entrevistado con los últimos hablantes del judeoespañol, he disfrutado enormemente la comida, porque son sabores de infancia. Es al mismo tiempo una realidad y un fantasma.