• La experta del Centro Universitario Valle de México de la UAEMéx refirió que, a pesar de lo proclamado desde la ONU, en términos generales las personas migrantes son identificadas como riesgos que deben ser controlados o eliminados.
Atizapán. Es imperioso reconocer que la realidad del migrante es la violencia, la exclusión, la incertidumbre y el poder estatal, afirmó la experta de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), Luisa Gabriela Morales Vega, quien sostuvo que reproducir el discurso de que las personas migrantes fortalecen las sociedades solo refuerza la semántica que invisibiliza y agudiza la clandestinidad en que miles de hombres, mujeres, niñas y niños se insertan al migrar.
La catedrática e investigadora del Centro Universitario UAEM Valle de México refirió que, a pesar de lo proclamado desde la Organización de las Naciones Unidas, en términos generales las personas migrantes son identificadas como riesgos que deben ser controlados o eliminados.
Ello, reflexionó, puede deberse a la dificultad actual de identificar las causas por las cuales las personas toman la decisión de emigrar y con ello, la imposibilidad de distinguir a rajatabla la migración forzada de la voluntaria, la única que la política mundial y estatal espera que sea segura, ordenada y regular, esa que puede traducirse en beneficios económicos y patrimoniales, ya sea a través de la inversión, el trabajo remunerado o el turismo.
En contraste, aseveró, la gran mayoría de las personas migrantes se mueven dentro de esquemas irregulares, sufriendo el estigma de la criminalización y soportando el peso de la clandestinidad, que las coloca de frente al riesgo de la trata de personas, el desprecio social y la culpabilidad de varios de los más apremiantes problemas que aquejan a las sociedades a través de las cuales transitan.
Así, indicó, parece que el reconocimiento de sus aportes se ha trocado en la necesidad que existe de aprehenderlos y expulsarlos, sobre todo, ante la configuración de auténticas diásporas que -al menos en nuestra región- es la modalidad actual y apremiante que las personas han configurado para fugarse en colectivo de condiciones invivibles de existencia.
De su calidad de riesgo, subrayó, dan cuenta las crecientes cifras en las detenciones y devoluciones que se verifican en la actualidad. Así, de acuerdo con la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación, de enero a octubre de 2022 casi 300 mil personas que ingresaron a México de forma irregular fueron detenidas y recluidas en estaciones migratorias, entre ellas, 80 mil 692 infantes.