EDUARDO LIZALDE+ Y SUS VALIOSAS APORTACIONES AL IMER
Por Teodoro Rentería Arróyave
Para lunes 30 de mayo de 2022
Conducía el automóvil y como siempre decidí escuchar música de los grandes maestros en OPUS 94, la radiodifusora cultural del Instituto Mexicano de la Radio, IMER, que lanzamos al aire el 5 de junio de 1986; lo primero que escuche fue la voz del insigne poeta de la voz abaritonada, Eduardo Lizalde Chávez, con su verso: “Que nadie me recuerde… y se terminó la cápsula, sin embargo un frío interno me invadió, estacione el auto en lugar seguro y revise el Celular, sí, como lo supuse Lalo había emprendido el viaje al éter eterno, no podía ser de otra manera, la triste noticia tenía que conocerla en la frecuencia de nuestra creación, tenía que enterarme al través de ella del fallecimiento del entrañable amigo.
Como varios medios recordaron su poema-epitafio incluido en su poemario: “El tigre en la casa”, el IMER, con su propia voz, lo reprodujo varios días: “Sólo dos cosas quiero, amigos, / una: morir, / y dos: que nadie me recuerde / sino por todo aquello que olvidé”.
Infinidad de notas laudatorias se han escrito y publicado en casi todos los medios, inclusive internacionales, como en “Letras Libres”; el lector, el radioescucha, el televidente y el cibernauta, si quieren conocer más del diletante de la ópera por antonomasia, además comunicador, declamador, escritor y académico, los remito a las redes sociales, porque el motivo de esta entrega es narrar el aporte de Lizalde a la Radio de Estado.
El 23 de marzo de 1983, el siempre bien recordado presidente, Miguel de la Madrid Hurtado me nombró director general fundador del IMER. Antes se presentaron los estudios, análisis y propuestas previas, diseñamos los perfiles de las tres radiodifusoras que fueron el pie de cría del IMER, XEB, la “La B Grande de México”, la estación insignia y de “La Familia”, “La 660”, “Radio Infantil” y la menor, por su baja potencia, “La 710”, la convertimos en OPUS 710, para la divulgación de la música de los grandes maestros.
Cabe decir que la estulticia acabó con las tres estaciones en el entonces Distrito Federal dedicadas a este tipo de emisiones. Ello llamó la atención de Eduardo Lizalde y me llamó por vía telefónica y me reclamó, con toda justeza, porqué le dedicaba la frecuencia más débil a la música clásica, le explique que tenía un as en la manga y que era necesario que platicáramos. De ahí nació nuestra gran amistad y su aportación a la Radiodifusión de Estado.
En forma muy reservada hice una revisión del dial de Frecuencia Modulada y advertí que estaba libre la frecuencia 94.5, conocedor de la pasión del Primer Mandatario por la música, le trate el tema y me pidió que le hiciera la petición por escrito, algo falló y se filtró el tema, ello provocó que todos, me refiero a dependencias del Gobierno, organismos descentralizados y empresarios pujaran por la frecuencia, Don Miguel finalmente se la otorgó al IMER.
De inmediato me puse en contacto con Eduardo Llizalde y le comunique la gran noticia, él mismo provocó una reunión con asistencia de Débora Haber, a quien ya la había nombrado gerente de OPUS 710 y pasaría con el mismo puesto a OPUS 94, y sugirió que invitáramos a su amigo el exsecretario de Educación Pública, Roger Díaz de Cossío, quien se adelantó al eterno éter el 20 de diciembre de 2017. Entre los cuatro diseñamos el perfil y la programación de XHIMER-OPUS 94.
No sólo eso le tenemos que reconocer en sus aportaciones al IMER, un día por la mañana me llamo Lalo Lizalde para casi reclamarme que un alumno mío había despedido de las XEW a ese gran comunicador que fuera Don Rafael Cardona Lynch, de inmediato le conteste que le dijera al respetado mutuo amigo que lo esperaba en el IMER, la plática fue breve, desde ese momento Don Rafael fue el gerente de la XEB, la “B Grade de México” y coordinador de las radiodifusoras en el Distrito Federal. Nosotros concluimos nuestro periodo, Cardona Lynch permaneció en el IMER por más de tres décadas sino mal recuerdo, se nos fue el viernes 19 de junio de 2019.
Los recuerdo con amistoso cariño y gran reconocimiento a los tres amigos y aunque no quiera al poeta de la contemporaneidad, el laureado Eduardo Lizalde Chávez: “Sólo dos cosas quiero, amigos, / una: morir, / y dos: que nadie me recuerde / sino por todo aquello que olvidé” In Memoriam.