Miguel García /Toluca
Hoy en México el 58 por ciento de los jóvenes ocupados con un trabajo, no tienen un contrato firmado, es decir están en el escenario informal sin prestaciones o derechos, de estos ganan en promedio entre el 50 al 67 por ciento del salario mínimo.
Esta realidad adversa se presenta cuando el país ha dilapidado su bono demográfico, es decir la Sobrecarga de población en edad laboral, y cuando la pandemia habrá de destruir más su mercado laboral
Más allá del término peyorativo “Ni ni” para aquellos jóvenes que no estudian y no trabajan ¿Qué tan culpable es esta generación por ese sobrenombre? ¿Acaso es EL escenario educativo y laboral actual el que los condenado a este escenario?… Así lo cuestiona Laura Elizabeth Benumea Gonzalez, profesora investigadora, de la Facultad de Ciencias Políticas de la UAEM.
De acuerdo con la especialista la generación actual de jóvenes en edad productiva sufre como ninguna otra en la historia la precarización del empleo, no solo en inserción, salario y derechos laborales, también en posibilidad de crecimiento.
“La emancipación que cada vez se demora más los jóvenes se independizan cada vez más tarde yo recuerdo que Europa, estados Unidos eran como el icono en donde los jóvenes en entre los 18 y 35 ya vivían fuera economicamte independientes pero a mediados del siglo que ya vivian con sus parejas pero hoy ya es al revés”.
Los jóvenes de hoy tienen menos posibilidades de las que tuvieron sus padres y abuelos para hacerse de un trabajo bien remunerado que les permita crecer económicamente y crecer patrimonialmente.
“Está tendencia se debe precisamente a esta tendencia de causas materiales económicas porque hay mucho desempleo hay subempleo salarios insuficientes pero además el incremento del costo de la vida no hay una congruencia incluso hacer que las personas no solo vivan con sus padres sino que se mantengan solteros que ya no quieran formar una familia cargar con la responsabilidad de hijos”.
Advierte que hoy se estima en que en México ocho de cada 10 jóvenes no tienen los ingresos suficientes para adquirir la canasta básica para dos personas, escenario de incertidumbre que los reduce a condiciones de pobreza, obligando a que muchos no puedan independizarse, salir del hogar, e inclusive formar su propia familia.
