- La coordinadora de la licenciatura en Nutrición de la Facultad de Medicina de la UAEM, Andrea Bibiana Cruz Castillo, señala los efectos negativos que ya se vive en la producción de alimentos.
La seguridad alimentaria está en riesgo por efectos del cambio climático como: bajos rendimientos de cultivos y productividad del ganado, falta de disponibilidad de los alimentos y la composición de los nutrimentos que laceran la salud de la población; lo cual evidencia la necesidad de tomar decisiones amigables con el entorno para frenar el daño ambiental, alertó la coordinadora de la Licenciatura en Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Andrea Bibiana Cruz Castillo.
El valle de Toluca tiene desafíos mayúsculos, su temperatura aumentó dos grados en los últimos 50 años y, en la zona norte del Estado de México, se registran pérdidas de cultivo en productores de pequeña escala de maíz y trigo; aunado a la degradación de la tierra, la desertificación y cambios extremos del clima.
La catedrática de Epidemiología de la Nutrición refirió que, para garantizar la seguridad alimentaria del planeta, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) indica que debe aumentar 60% la producción de alimentos, considerando una agricultura ecológica que responda a necesidades demográficas.
Sin embargo, destacó que por el cambio climático se prevé que para 2050 habrá una disminución en el rendimiento de cultivos entre 10 y 25%, debido a sequías y fenómenos naturales extremos; “lo cual es una alerta ambiental; nos obliga no sólo a contar con políticas públicas en la materia, sino a aportar cada quien su granito de arena”, enfatizó.
La temperatura en el valle de Toluca aumentó dos grados en los últimos 50 años.
Cruz Castillo enumeró algunas afectaciones directas en los sistemas alimentarios como: la falta de disponibilidad del agua, la presencia de fenómenos climáticos, inundaciones, heladas y alteraciones en el ciclo de la lluvia, lo cual provoca una disminución en la disponibilidad de los alimentos y su costo aumenta, como ocurre con el limón.
La catedrática detalló que cuando la temperatura aumenta por encima de los 30ºC, la producción de trigo, maíz y arroz, se ve afectada en su rendimiento, cae la cosecha y eleva su costo. El impacto se refleja también en el ganado, pues se vuelve menos fértil, destina más tiempo para su cuidado e incrementa el precio de producción de la carne.
Subrayó que el cambio climático está más acelerado por la actividad humana y la producción de alimentos se vincula porque es la segunda actividad con más emisiones de gases de efecto invernadero, después del sector industrial.
“Existe una relación amor-odio entre el medio ambiente y la producción de alimentos”, comentó, porque se requiere de tierra fértil, agua y las condiciones climáticas para cultivar productos en buen estado; pero hay afectaciones ambientales que hacen urgente la necesidad de apostar por una agricultura con menos fertilizantes y pesticidas.
Foto: Pepe González.
