- Con la llegada de un nuevo ciclo todos anhelamos mejorar nuestras condiciones laborales, profesionales y sentimentales.
Ana Lydia Chávez Flores/Impulso Edomex
En la coyuntura de un año que termina y otro que inicia, junto con la evaluación de lo que hemos logrado y lo que ha quedado pendiente por realizar, las personas buscamos por todos los medios renovarnos, salir adelante a pesar de que las condiciones externas sean adversas.
Elaboramos un listado de propósitos de año nuevo, y con ello inicia una reconstrucción o un replanteamiento de nuestras vidas con la esperanza de ser cada día mejores. Mientras algunos se proponen llevar unas finanzas sanas a partir de la orientación de un youtuber, otros acudimos con un especialista esotérico que nos mande a comprar el cuarzo adecuado, la imagen y la oración al ángel correcto para que la prosperidad fluya en nuestros bolsillos.
Por otra parte, si nuestra vida sentimental “no ve la suya”, algunos acudimos a terapias psicológicas o a grupos de autoayuda; en tanto otros optamos por la loción, el aerosol, el jabón, la ropa interior del color apropiado, para conseguir el amor de un crush, o un ser imaginario que habrá de traer a nuestra vida dicha y felicidad.
Fotos: Pepe González.
Toda esta magia que inicia con un asesor espiritual, brujo o bruja, vidente, etcétera, tiene su desenlace en un rinconcito de cada mercado que la gente identifica como “las yerberas”, donde además de encontrar todo tipo de hierbas para remediar males físicos es posible encontrar una gran variedad de productos que prometen mejorar nuestras condiciones de trabajo, económicas, de relaciones familiares y amorosas.
Los propietarios de estos negocios proveen a su clientela de artilugios para resolver males materiales y espirituales. Son expertos en “orientar” a la clientela que basta con que digan “para qué necesitan el “remedio”, y ellos rápidamente les provean de los productos que darán alivio a las penas de la vida.
Aquí es posible encontrar una muestra del sincretismo entre tradiciones prehispánicas y religiosidad cristiana, y ya recientemente, prácticas que involucran otro tipo de enseñanzas esotéricas de la nueva era como la astrología, la angelología, santería, tradiciones, entre muchas otras prácticas. Hay casos en que los “amuletos” van acompañados de imágenes religiosas cristianas o esotéricas, que lo mismo pueden servir para traer prosperidad a un negocio, encontrar trabajo o procurar los amores de la persona que ocupe nuestros pensamientos.
Y aunque estos establecimientos son bien socorridos durante todo el año, de manera particular en esta temporada del año su clientela se incrementa precisamente por atender ese anhelo colectivo de prosperidad y felicidad. Un deseo que esperamos se nos resuelva por arte de magia, de la noche a la mañana y sin que nos represente algo más allá de un desembolso económico y la minuciosidad de llevar el ritual al pie dela letra.
A fin de cuentas, lo que permanece es el anhelo de la gente por llevar una vida mejor, por alcanzar las metas y la realización personal, a pesar de las adversidades económicas o de las políticas públicas de los gobiernos en turno.
