- Día a día, Natividad Moreno sale a ofrecer el producto elaborado con sus manos para llevar el sustento a su casa.
Ana Lydia Chávez Flores/Toluca
En sus manos curtidas por el trabajo duro de elaborar sillas de manera artesanal, se aprecian los más de 30 años que el señor Natividad Moreno lleva trabajando el oficio de sillero. No obstante, la complicada fabricación de sillas, una a una, desde armar el bastidor y luego montar el tejido de palma, hasta los últimos retoques con barniz y pintura, posteriormente hay que ofrecerlas de casa en casa por la zona urbana de la ciudad de Toluca.
Fotos: Arturo Hernández Sánchez
Originario del barrio de Guadalupe, en el municipio colindante de San Mateo Atenco, Natividad Moreno dedica días a la fabricación de sus muebles hechos a base de bastidores de madera y palma tejida, para después aventurarse por las calles de la zona metropolitana de Toluca ante la escasez de clientela en su lugar de origen.
Seguramente aprendió desde muy corta edad el oficio que hoy le permite sacar adelante a su familia, aunque quizá la herencia de su oficio no vaya más allá en las siguientes generaciones debido a incapacidad de competir contra productos elaborados en serie.
Desalentador el futuro para los hacedores de sillas ante la incapacidad de competir contra productos elaborados en serie.
“Son pocas las personas que valoran el trabajo y pagan lo que uno pide por cada silla. Porque no sólo es el tiempo de fabricación de cada una, sino las distancias que hay que recorrer con los muebles al hombro, o en el mejor de los casos en un “diablito”, ofreciendo de casa en casa para regresar con algo para comer”, comenta el señor Natividad.
El artesano refiere que ha llegado a viajar a estados vecinos para lograr la venta de sus productos, ya que en su opinión el consumo de artículos de origen industrial, son preferidos por los clientes porque son más baratos. Pero, “¿cómo dar más barato un mueble hecho a mano, con detalle y cariño? pues la verdad no se puede, concluye.”