Noviembre 23, 2024
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COMENTARIO A TIEMPO

Por Teodoro Rentería Arróyave.

La corrupción, el principal problema del mundo (I)

PRIMERA PARTE

El discurso que el presidente Andrés Manuel López Obrador pronunció en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas ONU, con el tema genérico de la corrupción en el mundo, no podría ser más preciso y oportuno porque ocurre cuando México asume la Presidencia del organismo y la decisión del mandatario de aceptar o renunciar a Santiago Nieto como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera por haber sido el protagonista de su boda que terminó en escándalo, no sólo por los 35 mil dólares que Francisco Ealy Ortiz, director y dueño de los Universales, trató de introducir ilegalmente en Guatemala, sino también por el tamaño de sus invitados innombrables.

Por ello mismo, a partir de ahora vamos a reproducir la intervención del mandatario mexicano porque la misma no tiene desperdicio, en varias entregas por el espació y los tiempos de los medios, con algunas apostillas:

“No vengo a hablar de seguridad como sinónimo de poderío militar ni como argumento para el empleo de la fuerza contra nadie; en cambio, mi planteamiento se basa en lo que postuló ese titán de las libertades, según Pablo Neruda, que fue el presidente Franklin Delano Roosevelt, cuando se creó la Organización de las Naciones Unidas: el derecho a una vida libre de temores y miserias, que sigue siendo el más sólido fundamento de la seguridad para todas las sociedades y los Estados.

El principal obstáculo para el ejercicio de ese derecho es la corrupción en todas sus expresiones: los poderes transnacionales, la opulencia y la frivolidad como formas de vida de las élites; el modelo neoliberal que socializa pérdidas, privatiza ganancias y alienta el saqueo de los recursos naturales y de los bienes de pueblos y naciones.

Es corrupción el que tribunales castiguen a quienes no tienen con qué comprar su inocencia y protejan a potentados y a grandes corporaciones empresariales que roban al erario o no pagan impuestos; es corrupción la impunidad de quienes solapan y esconden fondos ilícitos en paraísos fiscales; y es corrupción también la usura que practican accionistas y administradores de los llamados fondos buitres, sin perder siquiera su respetabilidad.

Sería hipócrita ignorar que el principal problema del planeta es la corrupción en todas sus dimensiones: la política, la moral, la económica, la legal, la fiscal y la financiera; sería insensato omitir que la corrupción es la causa principal de la desigualdad, de la pobreza, de la frustración, de la violencia, de la migración y de graves conflictos sociales.

Estamos en decadencia porque nunca antes en la historia del mundo se había acumulado tanta riqueza en tan pocas manos mediante el influyentismo y a costa del sufrimiento de otras personas, privatizando lo que es de todos o lo que no debe tener dueño; adulterando las leyes para legalizar lo inmoral; desvirtuando valores sociales para hacer que lo abominable parezca negocio aceptable.

Veamos, por ejemplo, lo sucedido con la distribución de la vacuna contra el COVID-19. Mientras las farmacéuticas privadas han vendido el 94 por ciento de las vacunas, el mecanismo COVAX, creado por la ONU, para países pobres, apenas ha distribuido el 6 por ciento; un doloroso y rotundo fracaso.

Este dato simple debiera llevarnos a admitir lo evidente: en el mundo actual la generosidad y el sentido de lo común están siendo desplazados por el egoísmo y la ambición privada; el espíritu de cooperación pierde terreno ante el afán de lucro y con ello nos deslizamos de la civilización a la barbarie y caminamos como enajenados, olvidando principios morales y dando la espalda a los dolores de la humanidad”. Así se manifiesta la corrupción. CONTINUARÁ.