Por Teodoro Rentería Arróyave
Para lunes 5 de julio de 2021
A nuestra distinguida y querida amiga Elizabeth Rembis Rubio, presidenta de nuestra también respetada Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG, patrocinada por la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, por haber sido justamente galardonada con la Presea al Mérito Profesional por el Comité Organizador del día del Abogado y el Centro de Estudios Avanzados de las Américas, coincidente con su conferencia: “Política Criminal y Criminología Educativa” que dictará en el Claustro Doctoral Honoris Causa”. Felicitaciones.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden organizó su primera gran fiesta este domingo por el Día de la Independencia, hasta ahí todo estaba bien, el problema es que aprovechó dicha efemérides para declarar: “el día de la independencia del covid-19”, es decir, cantar victoria frente al flagelo. Ante tal desatino el mundo de la comunicación y de otros sectores se le vino encima.
Reconocida su madurez y parsimonia en asuntos cruciales del país y del mundo, Biden sorprendió con su declaración, que se asemeja a una orden por decreto propia de los dictadores.
Porqué lo decimos, porque los mismos medios estadounidenses le hacen saber que no alcanzó la meta del 70 por ciento de la población vacunada y persisten zonas del país con bajas tasas de vacunación.
En dicho festejo el mandatario y su esposa recibieron a más de mil personas entre personal militar y trabajadores esenciales con sus familias. No faltó la tradicional exhibición de fuegos artificiales, que atrae a miles de personas al National Mall de la capital, Washington y que se replica en todo el país, en dicha euforia Biden declaró, lo que él llamó, como la “independencia de este virus”.
Los medios le han recordado que Estados Unidos se erigió en el país con mayor número de muertes en términos absolutos, con más de 600.000, pasó a ser un modelo siniestro en el control de la pandemia.
En efecto, dicen esos propios medios, las hospitalizaciones y decesos por covid-19 bajaron un 90 por ciento desde enero y se logró reabrir en buena medida la actividad económica.
Sin embargo lo que se critica es el mensaje de Biden lanzado en esta celebración desde el jardín sur de la Casa Blanca, en que trató de destacar la diferencia de la situación lograda en el lapso de un año, respecto al gobierno de su antecesor Donald Trump.
Ante ello los medios, en su gran conjunto, le recuerdan que la Casa Blanca no alcanzó el objetivo de que siete de cada 10 adultos estuvieran inoculados al menos con una dosis antes del Día de la Independencia, por lo que el júbilo, aseguran, se verá atenuado.
Quienes se opusieron al evento de la Casa Blanca expresaron su preocupación de que las imágenes de fiestas en todo el país enviaron un mensaje equivocado, cuando solo 46 por ciento de los estadounidenses está completamente inoculado y en momentos en que circula la variante Delta del virus, altamente contagiosa. “En todas casas cuecen habas; y en la mía, a calderadas”, como dijera don Quijote de la Mancha en la obra insigne de Miguel de Cervantes Saavedra, ahora sintetizada la frase: “En todas partes se cuecen habas”. Biden está en la picota de la opinión pública.
