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Reducen grafitis en el sitio gráfico-rupestre de Cueva Ahumada

Durante el último lustro, mediante un proyecto del INAH se preservan las milenarias pinturas y petrograbados del lugar

IMPULSO/ Redacción

Para los expertos que investigan y preservan el patrimonio gráfico-rupestre de México, uno de los principales retos de conservación está en la remediación de daños de origen antropogénico causados por actos de vandalismo sobre este tipo de elementos culturales, los cuales durante siglos o milenios han sorteado el intemperismo.

 Un caso relevante en este ámbito es el de Cueva Ahumada, un sitio de arte rupestre ubicado en el municipio nuevoleonés de García, donde especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han conseguido reducir los daños de tales actos mediante el retiro, a lo largo del último lustro, de casi un millar de grafitis en los distintos segmentos del abrigo rocoso que albergan pinturas rupestres y las rocas exentas con petrograbados.

En el marco II Coloquio Virtual ‘Boca de Potrerillos’ sobre investigación, conservación, protección y gestión de sitios con manifestaciones gráfico-rupestres, desarrollado por el Centro INAH Nuevo León y transmitido por el canal INAH TV en YouTube, el arqueólogo Moisés Valadez Moreno, organizador del encuentro, señaló que en México se han registrado más de 50 mil sitios gráfico-rupestres, y la mayor parte de ellos, al estar en entornos aislados de las grandes ciudades, se encuentran expuestos a una gran diversidad de agentes, tanto naturales como antrópicos.

Ante la imposibilidad de tener igual cantidad de custodios para vigilar cada sitio, el académico del Centro INAH Nuevo León insistió en que sean las propias comunidades las que se apropien de los sitios patrimoniales y así lograr su cuidado.

 “Grafiti llama a grafiti, de igual modo que una pared limpia llama a mantenerla así”, dijo el especialista al coincidir con la responsable del Programa Nacional de Conservación de Patrimonio Gráfico-Rupestre, Sandra Cruz Flores, cuya iniciativa de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), del INAH, investiga y atiende Cueva Ahumada desde 2015, conjuntamente con el Centro INAH Nuevo León.

En la conferencia virtual hermanada con la campaña “Contigo en la distancia”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, la restauradora perito ofreció, junto con la bióloga y restauradora de la CNCPC, Anacaren Morales Ortiz, una síntesis del trabajo realizado en dicho sitio, en la que apuntó que las pinturas rupestres y los petrograbados de Cueva Ahumada, “son un patrimonio biocultural que necesita ser preservado y transmitido de una generación a otra”.

Con una antigüedad que, acorde con datos arqueológicos, llega hasta los 6,000 años antes de nuestra era, en este abrigo rocoso, de 28 metros de largo, predominan los diseños geométricos, abstractos, fitomorfos y antropomorfos en colores que van del rojo y el negro, al blanco y el amarillo. En tanto, los petrograbados muestran principalmente diseños geométricos y están hechos con técnicas de percusión y desgaste.

La particularidad del sitio es que se encuentra a la orilla de la carretera que conecta los poblados de Los Fierros y Rinconada, así como en la cercanía del río Pesquería y de una vía férrea que atraviesa el municipio de García. La facilidad de su acceso, coincidieron las especialistas, ha provocado que más allá de las afectaciones producidas por el intemperismo, el principal agente de daño en el sitio sean los grafitis.

Los trabajos de conservación y restauración se han enfocado en eliminar los grafitis más grandes y llamativos, lo que ha contribuido a que tales actos sean menos recurrentes en los últimos años.

Aún es necesario socializar el valor cultural del sitio, principalmente entre las comunidades cercanas, para generar un sentido de corresponsabilidad hacia su conservación