Enero 22, 2025
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Indagan bajorrelieve de águila real del Templo Mayor

Con 1.06 metros de largo y 70 centímetros de ancho, es el de mayor tamaño del conjunto de piezas escultóricas similares encontradas hasta el momento

IMPULSO/ Redacción

Bajo el entrecruce de las calles de República de Guatemala y de Argentina, en el núcleo del palimpsesto urbano de la Ciudad de México, expertos del Proyecto Templo Mayor (PTM) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) localizaron una antigua y finamente lograda expresión de la escultórica mexica: un bajorrelieve con la imagen de un águila real.

“Por lo que hemos visto a través de fotografías, se trata de una pieza de muy bella factura que evidencia los grandes secretos que el Templo Mayor de México Tenochtitlan tiene aún por revelarnos.

Debido a la contingencia sanitaria, los trabajos de campo han debido posponerse, sin embargo, es claro que hay también un importante trabajo de investigación y reflexión académica que no se ha detenido”, señaló la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, sobre este notable hallazgo.

La liberación y la limpieza de esta itzcuauhtli, voz nahua que significa “águila de obsidiana”, y con la cual los mexicas se referían al águila real (Aquila chrysaetos canadensis), es ahora, cuando se ha profundizado su investigación en gabinete, que se da a conocer el hallazgo.

Labrado sobre tezontle rojo y con dimensiones de 1.06 metros de largo por 70 centímetros de ancho, este bajorrelieve es el de mayor tamaño dentro de un conjunto de 67 elementos similares encontrados hasta el momento en el Templo Mayor.

De acuerdo con los especialistas, la relevancia de la escultura se denota no sólo por su tamaño y acabado, sino también por su ubicación, al pie de la edificación más importante para los mexicas y en el eje central que cruza la ‘capilla’ de Huitzilopochtli y la escultura monumental de la diosa Coyolxauhqui.

También está próximo al Cuauhxicalco, edificio circular cuyo nombre se traduce como “lugar de la jícara del águila”, donde, según documentos del siglo XVI, se realizaban las incineraciones rituales de los gobernantes tenochcas.

Aguilar Tapia precisa que gracias al trabajo realizado por los arqueólogos Eduardo Matos Moctezuma y Leonardo López Luján, hoy se cuenta con una correspondencia estratigráfica definida, la cual permite a los investigadores conocer en qué etapa constructiva del Templo Mayor se ubican los hallazgos, y a qué época pertenecen los mismos.

Así, ejemplifica, cuando se inició la exploración en el entrecruce citado, el piso que los arqueólogos veían era de la Etapa VI del Templo Mayor, correspondiente al gobierno de Ahuítzotl entre 1486 y 1502, mientras que ahora, tras minuciosas excavaciones, los especialistas han conseguido llegar hasta la Etapa IV-a, es decir, han retrocedido en el tiempo hasta la década de 1440 y al periodo de gobierno de Motecuhzoma I.

El referido piso de plaza fue cubierto desde tiempos prehispánicos durante las ampliaciones del Templo Mayor. “Por eso tiene un buen estado de conservación”, dice el investigador al destacar que “se trata de un elemento que nunca fue visto por los españoles”.

Se ubicó al pie del Templo Mayor, en el eje central de la ‘capilla’ dedicada a Huitzilopochtli; correspondería al gobierno de Motecuhzoma Ilhuicamina (1440-1469 d.C.

Para los mexicas, dicha ave de presa tenía relación estrecha con la guerra y el sacrificio, al tiempo que era considerada como un nahual del sol y, por ende, también de su dios tutelar, Huitzilopochtli.