Por Teodoro Rentería Arróyave
Para viernes 8 de enero de 202.
La gran mayoría de los líderes mundiales de casi todas las latitudes, salvo sus colegas congéneres racistas de algunas naciones como el desprestigiado, también en ello son iguales, de Brasil Jair Bolsonaro, condenaron el asalto al Capitolio de Washington perpetrado cuando el Congreso de Estados Unidos iniciaba la sesión de certificación de los votos electorales que finalmente, pese a las agresiones criminales de las huestes supremacistas y por tanto racistas, convocadas por el aún presidente Donald Trump, avalaron el triunfo indiscutible en las urnas de los demócratas, Joe Biden como el LV presidente y a Kamala Harris como la primera mujer en llegar a la vicepresidenta de la gran potencia.
Además de esta afrenta a la democracia, a la que apostó Donald Trump, es de preguntarse qué hubiera pasado si el llamado Ejército más poderoso del mundo lo hubiera secundado en su cometido de permanecer en el poder, recuérdese que cuando el presidente de Rusia, Vladimir Putin se reeligió por cuarta vez en el año próximo pasado, su homólogo estadounidense declaró, palabras más palabras menos, que belleza, así debería de ser en todo el mundo para conservar el poder. Afortunadamente este 6 de enero el pueblo y el Congreso de Estados Unidos, le cancelaron tal despropósito.
Ni pensarlo, pero México y los mexicanos, hubiéramos tenido que soportar y padecer a un moderno Hitler en nuestra frontera del norte y de ahí, hasta la Tierra del Fuego.
El primer ministro de la vecina Canadá, Justin Trudeau declaró: “Obviamente estamos preocupados… Creo que las instituciones democráticas estadounidense son fuertes y espero que todo vuelva a la normalidad pronto”.
El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, siempre proclive a Estados Unidos, Jens Stoltenberg, declaró que “los resultados de estas elecciones democráticas deben ser respetadas” ante las “chocantes” imágenes que llegan desde Washington.
El influyente director ejecutivo de la división para América de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, culpó a Donald Trump de lo que considera como “un gravísimo ataque contra la democracia en Estados Unidos”.
Pedro Sánchez, presidente de España, declaró que seguia las noticias de Washington “con preocupación” y confiaba en la “fortaleza de la democracia de Estados Unidos” para superar estos momentos.
Por su parte, el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, culpó a las “palabras incendiarias” de la situación… Los enemigos de la democracia estarán encantados con estas terribles imágenes de Washington. Trump y sus partidarios deben aceptar la decisión de los votantes americanos y dejar de pisotear la democracia”.
También Francia condenó la situación, el ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian afirmó que “La violencia contra las instituciones estadounidenses es un grave ataque a la democracia. Lo condeno. La voluntad y el voto del pueblo americano deben ser respetados”.
Además de todo lo anterior la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata, Nancy Pelosi se unió a la petición de sustituir a Donald Trump de la presidencia y otros líderes, inclusive republicanos, piden su enjuiciamiento por varios delitos graves. Más les vale actuar a tiempo, porque en cuatro años volverían a enfrentarse a la aventura de poder del magnate con aspiraciones de dictador.
