Por Paola Félix Díaz
Titular del Fondo Mixto de Promoción Turística de la CDMX; activista social y exdiputada federal
A las y los mexicanos: Existen diversas problemáticas que requieren ser visibilizadas, discutidas y atendidas, tanto en el ámbito personal como a nivel social y, por supuesto, desde la esfera pública. Es urgente tomar conciencia sobre lo que está ocurriendo con nuestra salud, la de nuestras hijas e hijos, la de nuestra pareja, la de los amigos y familiares, así como la de toda la sociedad.
Desde hace años, México vive en un estado de emergencia epidemiológica como resultado de los altos índices de sobrepeso, obesidad y diabetes en niñas, niños, adolescentes y adultos. Para dimensionar el tamaño del problema, basta señalar que, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), nuestro país ocupa el primer lugar mundial en sobrepeso y obesidad infantil y el segundo en adultos.
El sobrepeso y la obesidad se deben a la mala alimentación, por un elevado consumo de productos ultraprocesados altos en calorías provenientes de nutrimentos críticos, como azúcares añadidos, grasas y sodio, así como a la falta de actividad física, lo cual es antesala de enfermedades que representan el mayor problema de salud pública.
Cobra relevancia que por primera vez un secretario de Salud haya señalado públicamente la necesidad de dejar el consumo de refrescos y otros productos industrializados como papitas, donas y pastelitos.
Es de gran importancia que las y los legisladores decidieran crear un etiquetado de información nutricional que modificara el “GDA” por uno “frontal de advertencia”, utilizado con éxito en diversos países y avalado por distintos organismos internacionales, con el objeto de que el producto indique con claridad si excede los límites máximos de contenido energético, azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y los demás nutrimentos críticos. La reforma a la Ley General de Salud sobre dicho etiquetado se publicó el 8 de noviembre de 2019, y muchas empresas con responsabilidad social asumieron la pertinencia de estas modificaciones, sin embargo, otras hicieron todo lo posible por detenerla, pero no tuvieron éxito. En consecuencia, el 27 de marzo se publicaron las reformas a la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010, donde se establecen las especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasadas.
El cambio de etiquetado se hará gradual; en octubre iniciará el proceso de adaptación y, a más tardar, en 2025 el 100% de las empresas deberán cumplir con la normatividad, un lapso razonable a mi juicio.
Con el nuevo etiquetado se evita una política prohibicionista y se privilegia la prevención, apostándole a la decisión libre e informada de las personas para elegir los productos que quieran consumir y su tipo de nutrición, a partir de un etiquetado claro, comprensible y veraz. En otras palabras, el Estado cumple su atribución al hacer valer los derechos de las y los mexicanos, evitando información engañosa, subjetiva o incomprensible que comprometa su salud, acciones que se fortalecen con la incorporación de una nueva materia denominada Vida Saludable, anunciada por la Secretaría de Educación Pública para este nuevo ciclo escolar.
México necesita empresas responsables que informen sobre la composición real de sus productos conforme a los parámetros establecidos, autoridades que vigilen el cumplimiento de la ley y consumidores conscientes de que la obesidad, el sobrepeso, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares son asesinos silenciosos que están al acecho para darle una muerte lenta al pueblo.
Twitter: @laraPaola1