Rodrigo Sandoval Almazan
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Según analistas, periodistas e historiadores, la primera entrevista entre el presidente mexicano y norteamericano no debió llevarse a cabo. No había una razón de peso para hacerlo; ni siquiera el tema de campaña electoral, puesto que Trump utilizará a su favor los tiempos electorales para invitar AMLO o bien, tendrá algún gesto que le permitirá ganarse la simpatía de los electores migrantes que tanto necesita. ¿Por qué atender con tanta urgencia ese llamado en tiempos de pandemia COVID-19?
Solo unos pocos pudieron enterarse del motivo oculto, pero nuestras fuentes más confiables nos han transmitido algunos datos y confidencias de aquellos momentos a solas entre presidentes y pistas que nos permiten entender un poco la situación. Sobre todo, se pudieron apreciar algunos huecos en las agendas de los mandatarios que no han podido ser aclarados. Por ejemplo, hay dos espacios de más de treinta minutos donde hablan a solas, uno es en la oficina oval y el otro después de la cena de gala. Ni siquiera los guardias presidenciales tuvieron acceso a esas conversaciones íntimas.
El otro detalle es que el presidente mexicano salió de la oficina oval con un pequeño maletín de cuero, de los que utilizan los médicos, que no llevaba cuando ingresó al lugar; así que supone que se lo entregaron de manera económica y sin protocolo. ¿Un regalo? ¿Un medicamento?
Un par de miembros del servicio secreto han corroborado en varios momentos que el presidente norteamericano recibe visitas inesperadas, se trata de hombres vestidos completamente de blanco que en cuanto aparecen, toda su agenda cambia para recibirlos, no importa la hora ni el día, ni acaso lo que esté haciendo en el momento. Un agente ha confirmado haber visto que llevaban esos maletines de cuero y que han salido sin ellos.
De hecho, los registros de visitas de la Casa Blanca no detallan en ningún momento que esos personajes pasen por los controles de seguridad o que registren su acceso. Las cámaras de circuito cerrado y las bandas de rayos X tampoco han mostrado a esos hombres ni mucho menos sus maletines de cuero.
Una secretaría, bastante comunicativa por cierto, ha dicho que el presidente mexicano salió muy contento de la oficina oval cuando llevaba el maletín y que se le entregó directamente a uno de sus ayudantes, quien de inmediato lo oculto y lo llevaron a la salida especial que tienen para las visitas oficiales, donde no pasan detectores ni cámaras de vigilancia.
Una de las enfermeras que ha trabajado en la Casa Blanca con los médicos que atienden a Trump mencionó que cuando el presidente se siente mal, les ha pedido que busquen el misterioso maletín, al que tienen acceso sólo un par de personas muy cercanas al presidente, ni siquiera los médicos han visto su contenido. La enfermera refiere a ver visto que sacaban algunas ampolletas y frascos etiquetados con C-19 y desaparecieron de su vista de inmediato. A ella y al médico que acompañaba nunca los volvieron a llamar después de aquella consulta rápida, por eso su sospecha es que dentro de los maletines de cuero hay una medicina especial que sólo toma el presidente.
Una de las personas del servicio de limpieza de la Casa Blanca dijo haber visto recipientes vacíos con esa misma etiqueta que eran incinerados por un agente del servicio secreto, acompañado por una persona de suma confianza del presidente, cuando sacaba la basura en la madrugada anterior a la visita del presidente mexicano.
Ningún video, fotografía o registro puede hallarse ni de los misteriosos maletines de cuero ni mucho menos de su contenido o de aquellos frascos etiquetados con la C-19. Pero en la Casa Blanca todos los empleados, asesores, staff cercano al presidente e incluso algunos congresistas coinciden en haber visto alguna vez a los hombres de blanco, sus trajes sastre de este color perfectamente cortados y entallados, van a juego con su calzado y unas extrañas gafas también de color blanco. Algunos de ellos tienen complexión de militares, pero más bien son intelectuales con el pelo muy corto. No sólo han visto personas de piel blanca y cabello claro, sino morenas y hasta afroamericanos, pero todos con ropa blanca; en su mayoría hombres y sólo un par de mujeres. Nadie vé por donde llegan ni por donde salen. O bien, no hay registro de ellos o los borran.
Un miembro de la guardia presidencial mexicana hablando con un agente norteamericano nos cuenta que los más cercanos a Trump tienen acceso a los videos y los editan en cuanto se presentan “hombres extraños vestido de blanco” pero lo más interesante es que no saben como aparecen en la Casa Blanca sin ser vistos, le confeso el agente extrañado como si el mexicano tuviera la respuesta.
Este último comenta que un par de bolsas de plástico se colocaron en el equipaje del presidente mexicano, pero que uno de sus ayudantes insistió en llevar esa bolsa en particular en cabina y no se desprendió de ella ni por un segundo. Por el tamaño suponemos que el misterioso maletín de cuero iba dentro de aquella bolsa plástica. Al llegar a México solo se vió al presidente mexicano en el aeropuerto, junto con su ayudante quien llevaba en su mano aquella bolsa. Así que, seguramente la visita no sólo fue social, sino personal y tal vez para recibir “algo” que sólo se comparte entre presidentes populistas y parece hacerlos inmortales, el tiempo nos dará la respuesta.