Miguel Á. García
María Ramírez Carbajal, dueña del Buen Sazón, fonda tradicional en el centro de Toluca, es una de las víctimas económicas colaterales de la emergencia de coronavirus; hoy su negocio con más de 20 años de vida está en el riesgo de desaparecer.
Indica que el día de hoy el sonido de los comensales platicando mientras comparten la mesa, las risas de quienes piden doble postre o más agua de limón, el golpeteo incesante de las cucharas sobre los platos, el sonido de la licuadora que no se cansa de hacer salsa o moler los guisados, todos arropados por el olor inconfundible de la comida casera, todo eso se lo ha llevado la pandemia.
“Esto tiene 20 años y nunca había estado como ahora hace años cuando fue lo de la influenza no pasamos por esto la verdad estamos muy mal en ese caso algo se vendía pero ahorita la gente no llega“
Lo que en un principio pensó sería pasajero se ha convertido en una pesadilla, de una venta preparada para 100 personas al día; hoy llegan a la venta de tres tortas en su venta diaria, con ello fuerza de trabajo conformada por dos meseras, dos cocineras incluso un trabajador para el lavado de platos hoy de ha reducida a sólo cuatro manos; dueña y cocinera dando batalla.
“la verdad es muy triste ver una ciudad así tan solitaria créanme que entre vecinos que estuvimos abriendo a veces nos sentábamos a platicar afuera de la calle cuando todo el tiempo esta llenó de gente y verlo tan desolador fue muy triste ver la ciudad así”
Ante la posibilidad de una reapertura cada vez más cercana con el semáforo de color naranja con el que podrían operar al 30 por ciento de su capacidad, reconoce que aún el escenario es triste pues deberán enfrentar incremento en el precio de los alimentos, una población desempleada y gastos mayores para la sanidad de sus espacios.
“La verdad muy difícil yo creo que dinero ya no hay, yo lo veo de que saliera u me fuera a comer gastarse 60 pesos no cualquiera los tiene porque hay personas que cuánto ganan diario salen o comen pero no les alcanzaría a muchos, y muchos se están quedando desempleados hay mucho desempleo”.
Pese a lo sombrío asegura que luchará hasta el último aliento por su negocio que forma parte de su vida, y del que lo que más extraña es volver a ver los paladares contentos y sonrisas satisfechas de sus clientes por una verdadera comida casera en Nicolás Bravo Sur 123, Toluca centro.