Julio 16, 2024
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SILENCIOS ESTEREOFÓNICOS

“Hernán, el nombre de la Conquista”, cuando la mentira es la verdad
Félix Morriña

Hace mucho dejé de apreciar muchas series televisivas por razones diversas, pero en esta ocasión, vi completa “Hernán, el nombre de la Conquista”, la serie de drama histórico mexicana, creada por Amaya Muruzabal, con música de Federico Jusid, ambientada en 1520, hablada en español, maya y náhuatl, con las actuaciones de Óscar Jaenada (Hernán Cortés), Michael Brown (Pedro de Alvarado), Isabel Bautista (Malinche/Malitzin/Marina), Jorge Antonio Guerrero (Xicotencatl), Mitzi Mabel Cadena (Doña Luisa), Víctor Clavijo (Cristóbal de Olid), Dagoberto Gama (Moctezuma) y Miguel Ángel Amor (Bernal Díaz del Castillo), entre otros, quienes tienen desempeño escénico de vital importancia en esta serie que empezó a darse a conocer en noviembre del año pasado en México.

 
Llegaron un Viernes Santo a Veracruz, Hernán Cortés cuenta la historia de los vencedores conquistados, mientras que la Malinche le externa con franqueza que “ir contigo, no es estar a tu lado”, desde ese momento Marina, como también le llamaba el capitán español, recupera su empoderamiento como mujer, como políglota indígena, como la mejor intermediarista y vital herramienta lingüística para la Conquista española sobre los aztecas. Malinche, es para muchos historiadores, la primera mujer indígena empoderada, ejemplo para muchas de su género hoy día.
En esta serie que se disfruta de un tirón en un solo día (yo lo hice en dos partes, con sus tiempos de descanso y varios días para disfrutarla en plenitud), el tiempo cronológico fue evitado por sus productores para atrapar al posible espectador y persuadirlo a entender la importancia del tiempo en esta época de cuarentena por el #Coronavirus COVID-19.

 En la serie “Hernán, el nombre de la Conquista” hay tiempo para todo, hasta para morir, diría el protagonista, pero de pronto el hartazgo de la guerra llega al extremo de enfatizarse que no todo se resuelve matando.

 
No podría decir que la serie sea lo mejor que haya visto, pero sí de lo mejor que se haya hecho sobre nuestros orígenes en una especie de rico documental novelado en formato de carísima serie televisiva, por el nivel del reto al que se enfrentaron productores, inversionistas y reparto para no errar en el proceso histórico. Si bien no llega a valer su peso en oro, como se expresa Hernán Cortés cuando algo vale la pena, sí se convierte en la mejor embajadora de nuestra historia, con el ojo noble de las cosas salvajes.


En estos tiempos aciagos, todos llegamos a sentirnos con altibajos emocionales, pero recuerda querido lector y seguidor de los #SilenciosEstereofonicos, que no hay vuelta atrás, se vive y se aprende, ese es el sacrifico al que estuvieron sometidos los españoles e indígenas en esta serie, donde todos tienen miedo a morir, pero asumen con el nivel de conciencia adecuado a sus idiosincrasias y a sus sagradas escrituras por separado, tanto aztecas como soldados españoles, para aceptar el mandato divino de que aquí nadie vivirá para siempre.


“No podemos discutirlo todo, son nuevos tiempos y ellos no humillan con la verdad. ¿A dónde iremos, donde la muerte no exista? Escribir para contar la historia. Hay cosas que es mejor no recordar. Puede que hoy no importe nada, mañana sí. Si Dios perdona, porque tú no. No hagan de cuenta, hagan cuentas. Todo a su debido tiempo. Las manos lo dicen todo. Algo bueno debes tener para seguir vivo. Es tan sólo un hombre como nosotros, sólo que diferentes. No es ningún Dios. Son hombres de fe. Nadie está con Dios bajo tortura. Ojos de nadie, es el destino.

Salud por los que ya no están. ¿Lo crees o lo sabes?”, todas estas expresiones inmersas en los ocho capítulos de la serie, nos sirven mucho en estos momentos para analizar y crear conciencia del por qué somos de tal o cual forma los mexicanos, la parte mexicana que tienen los criollos, gachupines y la forma y fondo de la cosmogonía indígena mexica.

 
Una de las partes más profundas y bellas de la serie, es cuando Hernán Cortés mata a Moctezuma como acto sagrado de humanidad, vida y muerte. Él le llamó a este acto: La guerra es una forma de amor. Como podrán darse cuenta, mucho de lo que se observa en la serie “Hernán, el nombre de la Conquista”, tiene mucho que ver con los usos y costumbres que aún conservamos en México, como también mucho de lo que somos hoy día con el mestizaje heredado.

Recomiendo esta serie no sólo para sobrepasar la cuarentena por el #Coronavirus COVID-19, sino porque al verla y apreciarla, uno puede darse cuenta que muchas cosas de las que ahí se (re) aprenden pueden ponerse en práctica en la actualidad para poder resolver muchas cosas como identidad nacional, cohesión social, reforzamiento sociocultural y trabajo en comunidad para bienestar de todos. Pueden verla en varias plataformas, videos o sistemas de cable.
Su #ServibaryAmigo #DandyperoPunk #ElCinicoMayor Félix Morriña, les recuerda: ¡Nos buscamos, nos vemos, nos escuchamos, nos entendemos!