IMPULSO/ Luis Miguel Loaiza
*Cereso de Chiconautla, infierno tras las rejas
Hablar de un “Sistema Penitenciario” en el Estado de México es un error, pues no es sistema y mucho menos sirve para la correcta readaptación social de las personas privadas de su libertad, como muestra el Centro de Readaptación Social de Chiconautla, en Ecatepec, lugar que escapa a todo control de las autoridades al manejarse con un autogobierno, con varias demandas ante la Fiscalía y ante la CIDHEM no solo por los abusos de los presos al interior, sino por la corrupción imperante entre directivos, celadores y los grupos que se han amafiado para crear uh verdadero autogobierno.
Al interior se maneja la venta de todo tipo de enseres, desde droga, hasta televisores, celulares y cuanta cartera se requiera. A principios de agosto de este años en un operativo de revisión se encontraron casi dos kilos de marihuana, que no es tan fácil de ocultar, envoltorios con cocaína y piedra y más de medio centenar de puntas metálicas, independientemente de celulares y aparatos electrodomésticos.
El Cereso de Chiconautla es famoso porque tiene una sobrepoblación del 300 por ciento y la corrupción se practica de manera cotidiana y sin menoscabo, si alguien pretende ver a un reo sin ser familiar directo debe pagar, sin recibo obviamente de mil a tres mil pesos, a los familiares directos sí se les permite por ley visitar a los reos, pero para ello pasan filtros de revisión donde además de revisar que no pase ningún objeto no permitido las mujeres son víctimas de acoso o tocamientos sin que puedan denunciar el hecho ante la amenaza de tomar represalias contra el interno.
Tan solo de abril a junio se registraron tres reos asesinados al interior sin que se conlcuya una investigación al respecto y se han presentado casos chuscos que ponen en entredicho la veracidad en l aplicación de justicia estatal, por ejemplo la semana pasada, dos reos trasladados a dicho penal, por vía terrestre, se escaparon de la unidad policiaca sin que se dieran cuenta inmediata los policías encargados del traslado.
Esta misma semana también 11 reos fueron trasladados a otros centros penitenciarios por descubrirse que “formaban una alianza o célula delictiva al interior”, cuando en cada módulo hay ya desde siempre los grupos que controlan el penal, desde los comedores hasta los módulos son controlados por el hampa organizada con la complacencia de las autoridades penitenciarias.
Si el Sistema Penitenciario habla de muchas medidas de seguridad, desde detectores de metales hasta las revisiones personales, entonces cabe preguntar cómo ingresan tantas armas y aparatos de telefonía?
El actual director Valentín Arellano ha sido ocasión de muchas denuncias y el miércoles pasado, familiares de los reclusos colocaron mantas advirtiendo otro motín de gran magnitud como el registrado en 2017 y se teme que como resultado haya varios internos muertos.
En mayo de este año el Gobierno mexiquense decidió cambiar la directiva del penal ante los casos de muerte y violación a los derechos humanos documentadas, pero a decir de los familiares de los internos la situación se ha vuelto más difícil y los grupos delictivos son los verdaderos gobernantes del Cereso de Chiconautla y si se requiere algún “favor” es más fácil y económico acudir a ellos que a los guardias o autoridad.
Oficialmente este año no se han registrado motines, solo intentos, pero en 2018 fueron dos, uno en mayo y otro en octubre con saldos mortales