Julio 16, 2024
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La Canción Cardenche

IMPULSO/Omar Padilla

Tradición, transfiguración y emancipación.

La canción cardenche se caracteriza principalmente por interpretarse a capella (sin acompañamiento instrumental) en una conmemoración religiosa o inmersa en el silencio nocturno del desierto mexicano. Y en algunos casos, expuesta en el alba de la mañana, o en medio de la labor campesina. El cardenche es un canto tradicional arraigado en la región lagunera (Sapioriz, Durango. La Flor de Jimulco, Coahuila) en él, las voces se dividen en tres cualidades tímbricas: 1) primera o fundamental, 2) arrastre, y 3) contralta; estas tesituras conforman el ensamble vocal que se reúne al finalizar la jornada, para cultivar y fomentar una de las tradiciones más antiguas de su comunidad; un canto en el que las melancólicas melodías, y las espontáneas pausas, resuenan en el eco del vacío del paisaje.

El carácter interpretativo y las canciones se heredan de generación en generación; así, las letras del cardenche abordan las problemáticas sociales del entorno. En Sapioriz (Durango) le cantan al amor y, a la dolorosa espina del desprecio. En La Flor de Jimulco (Coahuila) son los corridos y las tragedias los temas de sus canciones. Esta forma de interpretación vocal ha perdurado más de un siglo, y el antecedente más lejano que encontramos data de la segunda mitad del siglo XIX (con la segunda intervención del imperio francés (1864-1867))*.

*“De pronto el mexicano me miró, sonrió y dijo: Entonaron un canto muy singular al que le dicen, el coplero lanzó sus versos y después de varios intentos escuché con asombro la respuesta de los coyotes.” -Yo, el francés. Biografías y crónicas. Jean Meyer, 2002.

La cultura popular mexicana se expresa en diversas y coloridas formas a lo largo del territorio nacional; es una muestra amalgamada de la cohesión social del pueblo. El canto cardenche tiene la suficiente voz para narrar los testimonios sociales que acontecen dentro y fuera de su comunidad. Los(as) cardencheros (as) son portadores(as) de la cultura y tradición de su pueblo; herencia que se ha visto amenazada por el olvido, la ignorancia y la finitud de la naturaleza humana. Desde principios del siglo pasado -y lo que va del presente- se han realizado varios esfuerzos para que esta tradición perdure: Investigaciones de la maestra Irene (1977), grabaciones discográficas (1978, 1992, 2001, 2004, 2012, 2015) talleres especializados (1990 a la fecha), la inauguración del recinto al canto cardenche (2017), la ruta cardenche (2018), cortometrajes (2018), etc. Hoy en día, el estudio vocal sobre el canto cardenche ha gestado una nueva corriente; en la que se pueden entonar al unísono varias voces, divididas en tres secciones (primera(s), arrastre(s), segunda(s)): coro acardenchado, o en formato de solista: canto acardenchado; estas manifestaciones, pueden (o no) sumar a su re-interpretación diversas expresiones vocales: percusión vocal, inuit, mongol, atonalísmo y recursos electrónicos.

Esta multiplicidad ha logrado una transfigurada interpretación de la tradición cardenche, estado que ha permitido llegar con buena aceptación a nuevos recepto-emisores y nuevas audiencias a lo largo del globo. Sin embargo, existe una notable distinción en la hermenéutica; el cardenche (cuenta la tradición) obtiene su peculiaridad en el acto común de la región, paralelamente, es una cactácea endémica la que lo denomina: el canto es como la espina del cardenche. En cambio, el estilo acardenchado se encuentra expuesto al inherente influjo del mundo actual. En suma, la distinción reside en lo común de la particularidad, y es ahí donde radica la diversidad de su trascendencia. Actualmente, la canción cardenche goza de buena popularidad (en comparación al siglo pasado) pero, no de la seguridad de trascender intacta.