IMPULSO/Agencia SUN
Estados Unidos
Todos portan con orgullo la camiseta de ese equipo que les acelera los latidos. Da lo mismo si es uno de los que participan durante la doble jornada en el Dignity Health Sports Park o no está. La pasión es la misma de siempre, de no ser por ese dejo de preocupación que les congela.
Porque cuando se escucha la sirena de una patrulla que sólo hace un recorrido de rutina, varios corazones se detienen, se multiplica el sudor.
Las redadas anunciadas por Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, contra las personas que no tienen en regla su situación migratoria generan miedo y zozobra.
Las organizaciones civiles y de defensa de los derechos humanos han intentado dar cierta tranquilidad y se han empeñado en remarcar las prerrogativas que cada ser humano tiene, pero no es suficiente.
Se respiran tensión e intranquilidad. Los poco más de 26 mil lugares del estadio son ocupados, en buena parte gracias a la presencia del América y el Cruz Azul. No es suficiente para olvidar el entorno. No aparece algún agente de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), pero nadie se confía.
“Yo tengo mis papeles en regla, pero por supuesto que te preocupa”, dice Mauro, aficionado al Cruz Azul que se resiste a proporcionar su apellido. “Ya nos dijeron que no nos molestarán, pero es que quieran agarrar parejo”.
Es por eso que el multicolor mosaico que tapiza a las inmediaciones del estadio se torna homogéneo al escuchar la sirena de una patrulla o ver a algún oficial. La preocupación reina.
Lo que explica que la tradicional convivencia fuera del inmueble sea más rápida. Las costillas a la barbecue son ingeridos a mayor velocidad. Hay poca gente afuera cuando arranca el Cruz Azul-Necaxa, por la Supercopa 2019. Sí, cada quien trae la camiseta de su club favorito, pero a todos los une la preocupación.