IMPULSO/ Teodoro Rentería Arróyave
RAFAEL CARDONA LYNCH III
TERCERA Y ÚLTIMA PARTE
Las empresas son frías, sobre todo cuando llevan cambios que sus propietarios o directivos consideran necesarios. En muchas ocasiones no consideran las aportaciones, ni siquiera de sus ejecutivos históricos, como lo fue para las empresas de los Azcárraga Don Rafael Cardona Lynch.
Este gran hombre de la radio hizo de todo, porque desde que se inició con su vocación nata, con sus estudios y con la experiencia que adquiría día a día abarcó y pudo con todas las áreas de la radio: directivo, guionista, productor, descubridor de talentos y musicólogo, sobre todo en lo que se refiere a la música vernácula o mexicana en una palabra. Ya dejamos anotado su cuidado personal en la difusión de los noticiarios y programas periodísticos. Fue un compañero y jefe de carácter fuerte, pero nunca innoble e intolerante. Exigente siempre.
Cuando asumimos la dirección general primigenia del Instituto Mexicano de la Radio el 25 de marzo de 1983, hoy con problemas financieros graves que esperamos se resuelvan para bien de la radiodifusión pública-social, recibí una llamada de nuestro común amigo, el escritor, poeta, actor, declamador y musicólogo de la llamada música culta o clásica, hasta la erudición, Eduardo Lizalde, para casi reclamarme, tu alumno -omito el nombre por respeto a su recuerdo-, hizo cambios en XEW y nuestro querido Rafael después de años de entrega total quedó cesante.
Mi contestación fue inmediata, dile que se traslade ahora mismo al IMER, aquí lo necesitamos. Teníamos que enriquecer la radiodifusión pública con el talento y los conocimientos de este portento de la comunicación. Llegó Don Rafael Cardona Lynch y aceptó dos puestos: Gerente de la XEB en el 1220 del dial, “La Estación Nacional y Familiar” del Instituto, y Coordinador de las radiodifusoras del entonces Distrito Federal. Ese mismo día asumió el puesto y nos fuimos a comer, no sin reticencias de Don Rafael, porque según él tenía mucho trabajo.
Sin discusión fue un pilar en el IMER, además de todo consejero; hicimos varios viajes, muchos por carretera y otros por avión, para ir construyendo la red de radiodifusoras que instalamos en varias partes de la República.
Aprovecho este homenaje, muy sencillo, para recordar que cuando creamos el IMER, habían desparecido las estaciones de la música culta: la XEN en el 690 y XELA en AM, FM y Onda Corta. Por lo que decidí dedicar la 710 con esa programación y después de descubrir que estaba libre la frecuencia 94.5 de FM, la solicité para el IMER. Se me vino el mundo encima, todos -personas físicas y morales-, enterados por algún sujeto deshonesto la pidieron y exigían saliera a licitud.
Hablé personalmente con el presidente Miguel de la Madrid Hurtado, diletante como el más, me apoyó y nos otorgaron la frecuencia y así nació “OPUS 94”. Los asesores musicales para la programación fueron el mencionado Eduardo Lizalde y ex secretario de Educación Superior Roger Díaz de Cossío; fuimos cuatro los fundadores, en un principio con las discotecas de casa y las formidables de estos dos personajes de la cultura. Lo mismo ocurrió con el acervo en acetato de Don Rafael para la XEB.
Terminó mi gestión días después de que concluyera el sexenio del presidente Miguel de la Madrid. Don Rafael Cardona Lynch, continuó en el IMER por muchos años más.
La amistad-hermanable, como ya dijimos, se fortaleció y se vigorizó con los años; cada mes en parejas salimos a comer, las tertulias las guardaré para siempre. En una de esas reuniones, Rafael pidió que el trato fuera de tu, por eso ahora queridísimo Rafael, que haz partido al eterno éter, te digo que te guardaré por siempre en la memoria; eres de los seres que no se olvidan jamás. In Memóriam.