IMPULSO/ Juan Carlos Galindo Olivares
Lerma
Licenciado en Políticas Públicas UAM Lerma
Hablar de la cultura en gran parte de los municipios en el estado de México es reducirlo a una noción de entretenimiento mediante festivales.
Esto a causa de que quienes están encargados apuestan por la gestión cultural, más que por la construcción de una agenda y política en materia cultural, lo cual lo hacen desconociendo el papel de uno y otro, puesto que, mientras el primero se dedica a promover, incentivar, diseñar y realizar proyectos culturales, que son la categoría más baja de la política pública, el trabajo de los segundos esta correlacionada a atacar la desigualdad en términos de acceso al derecho a la cultura, entendido como la generación de nuevos espacios que alberguen manifestaciones culturales, las cuales deben emanar de las características y problemáticas particulares de cada municipio, localidad, delegación, etc.
En esta tesitura, la cultura y el arte pueden ser el engrane perfecto para la juventud que deserta de las instituciones educativas, más que nunca se necesita en primera separar en el estado de México el papel de la educación y el de la cultura, y en segunda generar acciones transversales entre las instituciones encargadas de la juventud, la de cultura, deporte y de educación, con la finalidad no de homologar, sino de proponer una serie de líneas de acción para resolver el problema de inseguridad, deserción escolar, bajo índices de desarrollo humano, apatía ciudadana, violencia, etc.
En la reunión por la Agenda Cultural Metropolitana realizada en Toluca, el ideal fue que se reflexionara en torno a la cultura como un derecho humano, como una obligación institucional para con sus ciudadanos, no sólo a un acrecentamiento de oferta en festivales, no implica que estén mal los festivales, sino que es posible experimentar y entrelazar acciones de política cultural y gestión cultural, en suma, ambas, permitirán a la población conocer nuevas manifestaciones y generar acciones de impacto social.