IMPULSO/ Gonzalo Vaca
El gobierno de la 4ta. se debate entre la incredulidad de algunos y la fe ciega de otros; México vive un espacio de división en el que no todos los ciudadanos piensan igual y por el bien de la República, qué bueno que así sea. Hay temas torales que necesariamente deben ser consensados entre los diferentes poderes de la Unión y otros que definitivamente deben ser decisiones de gobierno.
De aquí la relevancia de que las decisiones puedan ser meditadas, planeadas y ejecutadas en la búsqueda de un objetivo específico: el bien común.
Parece ser que el proyecto de rehabilitar el tren del Itsmo es de este tipo de decisiones y es que ha quedado demostrado históricamente que todo proyecto de infraestructura trae consigo inversión, empleo, ingreso y bienestar en el corto, mediano y largo plazos.
El corredor industrial interoceánico ha sido un sueño largamente acariciado por muchos gobernantes y que se ha quedado en el escritorio de muchas oficinas públicas y privadas con trazos, cifras, materiales y alcances diversos; siempre se ha topado con la intransigencia de algunos que ocultando sus verdaderos intereses, han evitado consistentemente la modernización de la vía de conexión entre el puerto de Salina Cruz, Oaxaca y el de Coatzacoalcos, Veracruz.
La infraestructura básica ahí está, las condiciones geográficas son ideales, los recursos existen, solamente falta la voluntad política para hacer del centro de México un verdadero polo de desarrollo económico y social, capaz de competirle al canal de Panamá para el libre tránsito de mercancías, bienes y fomento de servicios.
Los estudios de factibilidad existen desde hace por lo menos una década atrás y para iniciar se requieren de por lo menos mil millones de pesos de los más de 4 mil millones de pesos base de inversión pública para desarrollar infraestructura en una primera etapa. El proyecto está dividido en tres fases de la siguiente manera: infraestructura ferroviaria, mil 753 millones de pesos; portuaria, mil 566 millones; carreteras, 704 millones, y obras aeroportuarias, 320 millones de pesos.
El objetivo del Transístmico es fortalecer la demanda externa e interna, ya que se propone aprovechar los requerimientos de productos de esa zona que tienen principalmente Norteamérica y China. Además, busca tomar ventajas de la ruta Norteamérica (costa oeste) hacia China, una de las más dinámicas del mundo, y brindar servicios eficientes de logística, transporte y transformación industrial. El proyecto tiene dos grandes ejes: el desarrollo de infraestructura de transporte y el desarrollo industrial; en la primera parte la inversión provendrá en su mayoría de recursos públicos, mientras que la instalación de parques industriales se prevé financiar con capital privado.
Este proyecto, de acuerdo con expertos y el mismo López Obrador, haría que México compitiera y atrajera parte del mercado del Canal de Panamá. La propuesta es conectar a los océanos Pacífico y Atlántico con un corredor de 300 kilómetros de largo, que se construiría basándose en vías de ferrocarril que actualmente ya existen, pero que son prácticamente obsoletas.
De concretarse, el tren de López Obrador podría reactivar la zona económica sur del país, que históricamente ha tenido altos índices de pobreza, pues varias empresas podrían asentarse en la región. Otro efecto colateral sería el ahorrar el viaje de dos mil kilómetros hacia Panamá para varios cargueros que buscan llevar sus mercancías entre la región Asia-Pacífico y el este de Estados Unidos.
Durante una gira realizada por la zona, como mandatario electo, AMLO barajó el 2019 como año de inicio para el proyecto, con una inversión de mil 100 millones de pesos, que comenzaría como tren de carga para dar paso al transporte de pasajeros.
“Es necesaria (la inversión) porque el tren va a paso de tortuga, porque la línea no está en condiciones y además hay muchas curvas en la parte de la Sierra. Se va corregir para que tenga más velocidad, que sea un tren de carga y, en su momento, un tren de pasajeros, en todo el Istmo, desde Salina Cruz hasta Coatzacoalcos”, dijo aquel entonces.
La construcción del tren es una idea que ha estado en la cabeza de López Obrador por algún tiempo. Fue en 2016 cuando, en un viaje a Panamá, el exjefe de Gobierno de la Ciudad de México afirmó que de ganar la presidencia buscaría llevar a cabo el proyecto, en cuya ruta se instalarían fábricas ensambladoras con el objetivo de detonar el empleo en la zona.
Además, apenas hace unos días, informó de una consulta a las comunidades indígenas por donde pasará el tren y –aseguró- que “avalaron el proyecto”. Sin embargo, además de contar el voto a favor de los ciudadanos, el tren necesita también de las garantías de seguridad que el actual Gobierno no ha podido garantizar.
El robo a trenes de carga generó pérdidas por más de 300 millones de pesos e incluso obligó a fabricantes de automóviles a enviar algunos de sus vehículos por carretera para evitar que llegaran incompletos. El fenómeno de robos creció después de que las autoridades federales adoptaron medidas más enérgicas para combatir otra delincuencia, la del mercado del combustible, que había azotado la misma región del país. Tan pronto como algunos huachicoleros se vieron fuera del negocio del combustible robado, se pasaron al robo de trenes.
Este es el reto, veremos cómo lo resuelve el gobierno de la 4ta.