Noviembre 23, 2024
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Desde la Rotativa

IMPULSO/Adriana Tavira García

Omisión es decidir abstenerse de hacer o decir algo. También es una falta, un descuido o una supresión por parte de alguien encargado de realizar una tarea y que no la realiza. Se pueden considerar como sinónimos de ‘omisión’ palabras como: olvido, distracción, pero considero que negligencia es lo que mejor aplica en los casos que quiero referir no obstante que, en cierto sentido, traición estaría cerca de reflejar la conducta de alguien que explícitamente se ha comprometido a atender algún asunto institucional, hacer parecer que se atiende cuando en realidad el trabajo invertido está orientado a no cumplir con el compromiso profesional que conscientemente se aceptó, lo que deviene en fraude en tanto se cobra un sueldo por realizar una función que no está resolviendo un problema institucional.

Cobrar por un trabajo no realizado es corrupción, solaparlo también lo es, pero operar en contra del desarrollo universitario es traición a la institución, lo que desde luego incluye a su comunidad y en un sentido amplio defrauda a la sociedad en tanto los recursos utilizados son públicos.

Para la colaboración del día de hoy, tomo como punto de reflexión general la relación entre “política universitaria”, “política legislativa morenista” y ética, considero necesario hablar al respecto en un contexto en el que los señalamientos sobre corrupción, omisión e intervención están a la orden del día. Después de la presentación ante el congreso local de dos proyectos de Ley de Reforma de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), de una marcha de la comunidad universitaria en defensa de su autonomía, de conferencias de prensa convocadas para difundir la postura de un par de profesores universitarios que con dedo acusador señalan diversas fallas a la administración central y, de múltiples muestras de antipatía del diputado Maurilio Hernández para con las autoridades de la UAEM me parece interesante y central ajustar la lente para observar a personajes que están en la escena política de la relación “UAEM-morenistas de la legislatura estatal” cuya actuación es oportuna pero no al cumplimiento de su función institucional sino en favor de los detractores.

Bernardino Jaciel Montoya Arce, acusador de la actuación de los órganos de gobierno de la UAEM, es coordinador del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población (CIEAP) cargo en el que ha permanecido por más de 25 años, tiempo en el que ha sido denunciado innumerables ocasiones por diversas faltas: acoso laboral y sexual, plagio, uso indebido de recursos, nepotismo e incluso estuvo preso resultado de una demanda interpuesta por su compañera sentimental de entonces. El abuso hacia otras personas es una conducta sistemática de este hombre, ejercicio de poder que es favorecido por ostentarse como funcionario universitario. Recientemente y en el contexto del Me too UAEMex Montoya fue señalado por estudiantes universitarias por el delito de acoso sexual. Personalmente, en una conferencia de prensa a la que este profesor convocó para difundir su postura política le pregunté directamente sobre su incongruencia como crítico de la actuación de las autoridades universitarias en tanto su trayectoria laboral en la UAEM está marcada por conductas inadecuadas, siempre contrarias a una actuación profesional propositiva, ética y transparente, tal como se espera de los universitarios y de todo servidor público, el señor desestimó mi planteamiento, majaderamente me señaló como “abogada del rector” y nunca respondió a mi cuestionamiento ni a otros que colegas periodistas externaron. Por cierto, parece ser un profesor universitario al que le va bien económicamente pues en el proceso de enfrentamiento con la rectoría ha auspiciado varios desayunos-conferencias de prensa, al tiempo que ofrece becas y premios económicos en convocatorias emitidas desde el CIEAP, asimismo, sus gestiones políticas le han dado buena fortuna lo que se expresa en un creciente patrimonio personal.

Pero Montoya Arce ha sido más que afortunado, pese a su entredicha calidad moral y académica (porque fue demandado por plagio por investigadoras de la UNAM y de la Universidad Autónoma de Nuevo León) para presentarse como voz universitaria válida para hablar públicamente en defensa de la comunidad la bancada morenista parece darle credibilidad a este personaje, me resulta sorprendente porque la comunidad de la UAEM es de más de 80 mil personas ¿por qué justo Jaciel Montoya? Será porque es un viejo conocido de Maurilio Hernández acaso ¿todos los diputados de Morena están suficientemente informados del perfil de Jaciel Montoya? ¿Han tenido el tiempo y la disposición de escuchar a las diversas voces de la universidad y decidieron quedarse con Jaciel Montoya y con Fermín Carreño como interlocutores? De ser así por qué desconocer al Consejo Universitario integrado por representantes de la comunidad de la UAEM, siendo el órgano de gobierno válido de interlocución interinstitucional. Bajo referentes de responsabilidad y de ética en el servicio público la actuación imparcial, transparente, objetiva y de respeto a las instituciones y a la ciudadanía son principios que deben orientar permanentemente las acciones de los legisladores. Además, el “morenismo” encabezado por Andrés Manuel López Obrador ha puesto como bandera política y como valor a instaurar la erradicación de la corrupción, lo que significa no apoyar a quien no cumple con un perfil ético ni moral de persona honorable para ejercer cargos ni utilizar recursos públicos.

Por otro lado, Jaciel Montoya, coordinador de un centro de investigación de la UAEM tiene un superior jerárquico. El organigrama universitario indica que Carlos Eduardo Barrera Díaz, secretario de investigación y estudios avanzados es responsable institucional de los resultados del área de investigación, entonces ¿qué tiene que decir el doctor Barrera respecto al desempeño laboral y académico del profesor Montoya? Y es que “voces de pasillo” en el edificio de Instituto Literario 100 llaman a poner atención en el significado de la “ausencia o por lo menos tibieza” de Barrera Díaz en la lucha que el propio rector de esta institución está encabezando. Esas voces conocedoras directas de situaciones que se presentan en la cotidianidad laboral y política de la máxima casa de estudios mexiquense han dado ejemplos de hechos que sugieren una posible alianza entre Barrera Díaz y Montoya Arce pues incluso en situaciones en las que el cargo de secretario de investigación faculta a Carlos Barrera para decidir sobre una situación que afecta al personal a su cargo o a la propia institución, éste ha mencionado “lo consultaremos con Jaciel”. ¿Cuándo se había visto que un secretario ejecute la indicación de un coordinador y no lo que corresponde a la legislación o a las órdenes de su superior jerárquico?

O será que Barrera Díaz se siente más hábil que Montoya, y lo está utilizando como pieza de ajedrez, poniéndose como su socio y aliado para que Jaciel realice el trabajo sucio. Me explico: dentro de la propuesta de reforma de Ley de la UAEM presentada por Morena en la Cámara de Diputados Local, se tiene planeado darle cabildazo al rector y en 60 días destituirlo (lo que a ojos de analistas es una propuesta golpista y claramente intervencionista), entonces se llamaría a proceso de elección de nuevo rector ¡claro! La oportunidad de Montoya y de Carreño para hacer realidad su muy anhelado sueño, aunque hay algunos inconvenientes a) ellos son dos y el puesto es sólo uno, b) hay limitaciones jurídicas para ambos, por ejemplo la denuncia por discriminación de género y acoso laboral en contra de Jaciel Montoya que llegó hasta la Comisión Permanente de Responsabilidades del Consejo Universitario; Carreño Meléndez tampoco la tiene libre porque tiene una nota administrativa que le dificulta su registro como candidato a la rectoría y, c) no son los únicos interesados en el puesto de rector de la UAEM, justamente, Carlos Barrera al tener de amigo a uno de los detractores del actual rector y en tanto Carreño y Montoya están jurídicamente limitados a contender por la rectoría sería una posibilidad que se está construyendo pues parece cercano a Montoya. La cuna se está meciendo, pero ¿de quién es la mano que la mese?

Para la ciudadanía mexiquense es imprescindible tener confianza y claridad en el proceso de revisión que los diputados deberán hacer de las dos propuestas de reforma de Ley de la UAEM, nadie desconoce que es un tema de suma importancia para el desarrollo social del Estado de México, en tal sentido, cada parte debe actuar con ética y responsabilidad, no puede existir el conflicto de interés, entendido éste como cualquier situación en la que el juicio o las acciones sean o puedan ser influidas por un interés personal o de grupo directo o indirecto, derivado de relaciones de amistad o enemistad o de índole económica o política.

Tiene que superarse el problema que significa la posible negociación Montoya-Hernández, pues el primero, tal como se lo dije en la rueda de prensa a la que se me invitó, no tiene calidad moral para hablar a nombre de la comunidad universitaria y el segundo, debe ser escrupuloso en el proceso de revisión de los proyectos de Ley que la LX Legislatura estatal tiene ante sí, debe cuidarse de no aparecer como el amigo de Montoya que lo respalda, también debe ponerse cuidado en no cometer plagio por creer a ciegas en el documento que les acercaron y desde luego no incurrir en corrupción por abusar de su cargo en la Junta de Coordinación Política para “influir” en su bancada. Esperemos que Maurilio Hernández, y los diputados de Morena tengan más cuidado con Jaciel y no en las buenas intenciones de buscar transparentar las cuentas de la UAEM “-debido a los graves problemas financieros que enfrenta como el endeudamiento con el ISSEMYM-, se dejen llevar por planteamientos que están muy lejos de tener el propósito de beneficiar a la comunidad universitaria, la trayectoria laboral de Montoya Arce registra hechos de corrupción y abuso a diversas personas, lo menos que pueden hacer es tener claro a quién respaldan, recuerden que el artículo 109, fracción III de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos determina que se aplicarán sanciones administrativas a los servidores públicos por los actos u omisiones que afecten la legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia que deban observar en el desempeño de sus empleos, cargos o comisiones.

Por último y para cerrar esta reflexión, regreso al principio, hay omisión en la UAEM, específicamente me refiero al área de responsabilidad de Carlos Barrera Díaz en tanto tiene la posición de garante del desarrollo de la investigación en la Universidad, no obstante esta área se ha caracterizado en el último año por decisiones injustas como el cierre de centros de investigación sin contar con argumentos académicos ni administrativos válidos mientras que es permisivo y sospechosamente condescendiente con el CIEAP. El secretario de investigación por su función y moralmente está obligado a ser leal con la rectoría y jurídica y éticamente debe cuidar no incurrir en deslealtad institucional. Nadie debe solapar la corrupción ni institucional ni a nivel de individuos.

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