Julio 16, 2024
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Entre Visionarios y Visionudos

IMPULSO/  Luis Ángel Sánchez Rodríguez

Algo sobre los horarios matadores

Por razones de trabajo me tocó presenciar en una oficina del servicio público, cómo una funcionaria, tal cual, dejó de atender a un usuario aludiendo a que era su hora de comida y, simplemente con “regrese en dos horas y con mucho gusto le atiendo”; lo que ya visto con objetividad obliga a la reflexión en cuanto a la mística de nuestro servicio público y eso “horarios matadores”.

Y es que si se ve con objetividad, ya por costumbre ya por válidas y ciertas razones se critica la calidad del servicio público mexicano sin tomar en cuenta en la mayoría de los casos, quizá solo en algunos, pero de cierta forma sin tomar en cuenta las condiciones no solo de trabajo o de desarrollo personal de los servidores públicos; cierto e indudable que hay una obligación tácita tanto moral como jurídica de cumplir cabalmente con el trabajo por el cual se recibe un sueldo y que fue aceptado mediante un contrato pero, ya que estamos en este ambiente renovador de la CUARTA TRANSFORMACION de nuestro país, bien vale considerar detalles tan determinantes y hasta trascendentes como ese, los horarios matadores que no abonan ya no hablemos de un eficiente servicio público sino de eficientes servidores públicos que, nunca se debe olvidar, son seres humanos y no máquinas, a las cuales, por cierto lo comento, si no se les da mantenimiento tampoco funcionan de manera plena.

Por ejemplo, en el servicio público, son muy pocas las áreas en las que se considera de manera formal, administrativamente hablando, horas de trabajo y de descanso y reemplazos temporales para ello, es más, en el caso de los policías, aún cuentan muchos de ellos con horarios de trabajo de 24 por 24, es decir, trabajan durante veinticuatro horas seguidas, descansan otro tanto y regresan al trabajo de igual forma…quién puede rendir de manera natural con ese ritmo de vida…y ya no solo hablemos del trabajo, de la vida personal como ser humano, no hay cuerpo que soporte de manera natural y armónica ese estilo de vida, el que sin duda repercute en la forma de vida de la familia de la persona que así vive y, obligadamente salta a la vista la pregunta…¿Puede dar ese ritmo de trabajo, de vida, un eficiente desempeño en el trabajo, en la vida, en la relación con la familia, con la sociedad…?

Bien vale reflexionar, especialmente para quienes llevan la carga de las decisiones definitorias para el funcionamiento de nuestra sociedad en todas sus fascetas, el elemento humano y no la visión fría y ajena de quien sólo “decide” o “acepta decisiones, para cumplir con un trabajo…válgase la expresión que usa nuestro Presidente…”la casa se limpia de adentro hacia afuera”….¿No cree Usted, amable lector?….                                           [email protected]