IMPULSO/ Agencia SUN
San José, Costa Rica
Pese a que Costa Rica y Panamá rompen las cadenas de coyotaje o de tráfico ilícito de migrantes, principalmente cubanos, haitianos, asiáticos y africanos del sur al norte de América, las mafias se reactivan en el resto de Centroamérica para movilizar a esas corrientes a México y Estados Unidos, confirmaron este martes fuentes oficiales costarricenses y hondureñas.
La Policía Nacional de Honduras localizó el mes anterior a 97 cubanos que viajaron por ese país como víctimas de traficantes hondureños ya presos. “Los sospechosos captan ciudadanos nacionales y extranjeros a los que movilizan desde la zona sur, central hasta occidente, por donde salen del territorio hondureño”, precisó un informe policial de Honduras de marzo pasado y del que EL UNIVERSAL tiene copia.
El subdirector de Migración de Costa Rica, Daguer Hernández, dijo que las redes son fuertes en Colombia, pero dejan de operar cuando los migrantes entran y transitan por suelo panameño y costarricense, sin descartarse que sean de nuevo atrapados por coyotes al ingresar a Nicaragua y a otros países.
Unos mil migrantes irregulares cubanos, haitianos, africanos y asiáticos viajaron el 27 de marzo pasado por la selva de Colombia a Panamá, sin visas, y mientras algunos entraron a Costa Rica, otros todavía aguardan en suelo panameño.
De acuerdo con los testimonios, en Colombia hay numerosa presencia de coyotes. “El coyotaje fuerte es en Colombia y hacia el norte [del continente] también”, narró Hernández. “Las redes de coyotaje se rompen en Panamá y Costa Rica. No podría decir que no las hay. Tampoco estamos exentos, pero Panamá y Costa Rica los recibimos [como migrantes] formales”, afirmó.
Tras someterse a controles de seguridad y antecedentes penales, unos 4 mil 500 cubanos, haitianos, asiáticos y africanos ingresan al mes a Costa Rica, procedentes de Panamá, y pasan a Nicaragua para seguir a Honduras, El Salvador y Guatemala rumbo a la frontera guatemalteca-mexicana para intentar avanzar a EU, reveló.
El movimiento se unió a una crisis migratoria que se agravó desde octubre de 2018, al surgir en suelo hondureño las caravanas de viajeros irregulares centroamericanos pese al reiterado reclamo del presidente estadounidense, Donald Trump.
