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Ictiólogos ya saben quién es ese pokémon

IMPULSO/Agencia SUN

Ciudad De México

El 27 de febrero los pokefanáticos celebraron el Día de Pokémon, una estrategia mercadológica de The Pokémon Company para recordar la fecha en que lanzaron Pokémon Rojo y Verde —el video juego que comenzó la diáspora de estas monstruosas criaturas por el mundo— y, claro está, seguir dando a conocer y vendiendo por millones todo producto asociado a Pikachu, Eevee, Squirtle y el resto de las cientos de especies que desde entonces pueblan el pokeverso.

Una diversidad tan amplia de especies —sin importar que éstas sean imaginarias— no podía ser ignorada por los científicos que se dedican a clasificar, nombrar y estudiar las características de todo ser viviente que se les atraviese —aunque sea en la pantalla de su smartphone mientras experimentan la realidad aumentada de Pokémon Go–, y al grito de “¿Quién es ese Pokémon?”, seguido de un “¡Taxónomos, yo los elijo!”, no tardaron en ponerse a trabajar, comenzando por un grupo de investigadores encabezado por el biólogo marino Augusto Barros Mendes.

Pescar pokemones. En busca de peces, Barros Mendes y sus colaboradores ictiólogos exploraron las aguas de las regiones habitadas por los más de 800 pokemones, pertenecientes a siete generaciones, que han dado batalla en al menos alguno de los más de 900 episodios televisivos y 29 videojuegos lanzados desde 1996.

Para estos investigadores es evidente que los creadores de Pokémon se inspiraron en la morfología, ecología y comportamiento de especies reales de peces (más de 32 mil en el mundo real) al diseñar sus equivalentes pokemonescos.

A partir de los datos proporcionados por la Bulbapedia —la enciclopedia en línea resultante de la colaboración de aficionados de Pokémon de todo el mundo—, y de la comparación con el conocimiento sobre peces verdaderos de bases de datos científicos como Fishbase y Catalog of Fishes, los ictiólogos identificaron 34 pokepeces (peces pokemones) y, en cada uno de estos casos, indicaron la posible especie real en la que se basó la imaginaria, como Horsea y Seadra, inspirados en los caballitos de mar (género Hippocampus).

La evolución de pokeinsectos. Si ahora pasamos de los peces a los insectos, la entomóloga Rebecca N. Kittel es la responsable de la recolección de los pokeinsectos, advirtiendo previamente que la evolución en Pokémon no significa lo mismo que en el mundo real, en el que mecanismos como la selección natural son responsables de ella y provocan que, para adaptarse y sobrevivir, una especie no necesariamente se vuelva más grande, más rápida o más fuerte.

El concepto de evolución manejado por el ficticio profesor Samuel Oak en la caricatura es más bien sinónimo de una metamorfosis. Sólo 62 de 807 pokemones insectos, aunque son las especies más abundantes después de los pokemamíferos (232).

11 órdenes de insectos, de los 30 que hay en el mundo real, están representados en Pokémon, entre ellos el Coleoptera y la familia Scarabaeidae, con pokescarabajos como Heracross (inspirado en el escarabajo rinoceronte Allomyrina dichotoma). La clasificación de los pokeinsectos se dificulta porque varios de ellos no son representados como un típico insecto de cuerpo segmentado, seis patas y dos pares de alas, sino como criaturas bípedas o inclusive antropomórficas.

¿Y los vertebrados? Con respecto a las especies de vertebrados del Pokeverso, tenemos dos casos cuyos rasgos han suscitado el interés científico de estudiantes de la Universidad de Leicester: La pokeballena Wailord, a semejanza de la ballena azul (Balaenoptera musculus) es la pokespecie de mayor tamaño en Pokémon, pero ocuparía el décimo lugar si respirara junto a ésta en el océano real.

Como, según Bulbapedia, Wailord pesa únicamente 398 kilos, William Farmer decidió calcular su densidad (masa por unidad de volumen) y obtuvo una cifra igual a 1.08 kg/m3, lo que significa que es menos densa que el aire y que tendría que volar hacia el espacio a menos que contara con un apéndice que la pudiera anclar al piso oceánico. Otra posibilidad es que Wailord consuma diariamente 178 Wishiwashi o 7 Luvdisc —pokemones de los que Farmer también calculó su densidad—, para aumentar su peso y, en consecuencia, su densidad mientras los mantiene almacenados en su estómago. Por desgracia, Wailord no cuenta con un estómago y ni siquiera con un volumen total lo suficientemente grande para consumar y consumir este banquete pantagruélico.

Una tercera posibilidad, no considerada por Farmer, es que, a semejanza de las gallinas y otras aves y especies de herbívoros, Wailord trague piedras para así no sólo no elevarse hasta las nubes, sino también estar en condiciones de sumergirse y alcanzar profundidades de miles de metros como las ballenas reales.

En lugar de la densidad, a Frances Tennant lo que le preocupó fue el peso del más perezoso de los pokemones, Snorlax, y sus posibles repercusiones en la salud de este pokemamífero con hábitos nada saludables, ya que come todo lo que encuentra durante largos periodos de tiempo, entre y tras los cuales lo único que hace es dormir. Considerando una altura de 2 metros y un peso de 460 kilógramos, según Bulbapedia, Tennant calculó un índice de masa corporal de 104, que entra de lleno en la categoría de obesidad de grado 3, por lo que Snorlax está en riesgo de sufrir varias enfermedades, como diabetes tipo 2, osteoartritis e, inclusive, de sufrir un ataque cardiaco.

A menos que a los escritores de Pokémon se les ocurra una evolución/metamorfosis de Snorlax que metabolice casi de inmediato todo lo que consume, hasta en el pokeverso es necesario tener hábitos saludables para sobrevivir.

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