IMPULSO/ Agencia SUN
San José, Costa Rica
Costa Rica intensificó las acciones contra el acoso sexual callejero, los piropos, las vulgaridades, seguimientos y otras viejas costumbres de hostilidad pública a mujeres y hombres. Además, creó un protocolo policíaco para reforzar la aplicación de la ley, arrestar a las personas responsables de ese tipo de prácticas, abrirles proceso judicial y castigarlas con el pago de multas.
Aunque el acoso sexual no es un delito reprimido en Costa Rica con penas de cárcel y tiene rango legal de contravención, la persona (hombre o mujer) que incurra en esa acción y es denunciada por la víctima a los oficiales será detenida, llevada a proceso judicial y, si es hallada culpable, deberá pagar una multa que manchará su expediente.
La legislación sanciona con cinco a 30 días de multa por las contravenciones “contra las buenas costumbres” con cuatro hechos específicos: palabras o actos obscenos, proposiciones irrespetuosas, tocamientos, exhibicionismos y miradas indiscretas.
El Protocolo de Intervención Policial en la Atención de Casos de Acoso Sexual en Espacios Públicos entró en vigor el pasado 14 de noviembre por el Ministerio de Seguridad Pública de Costa Rica, que tiene el mando de la Fuerza Pública (policía gubernamental), y la meta es hacer cumplir la ley y estimular a las víctimas a denunciar cada caso.
“Es necesario incidir en erradicar la violencia sexual contra las mujeres, uno de los problemas principales de seguridad ciudadana en Costa Rica y una de las expresiones violentas más naturalizadas y normalizadas en este país”, dijo el viceministro costarricense de Seguridad Pública, Eduardo Solano.
Esa práctica “ha sido vivida” de manera individual “por las mujeres desde muy temprana edad en su tránsito por los diferentes espacios: calles, transporte público, parques, entre otros”, describió el funcionario.
“Las mujeres no disfrutan de los llamados piropos halagadores y al menos una cuarta parte de la población femenina hizo cambios en sus vidas para evitar ser víctimas de acoso sexual callejero”, que propicia su exclusión de espacios públicos, restringe su libertad y violenta su privacidad, afirmó Solano.
Estadísticas del Instituto Nacional de la Mujer, que fueron divulgadas en noviembre pasado por Solano, mostraron que 70% de las mujeres enfrentó violencia con piropos y comentarios sobre su cuerpo o acerca de su manera de vestir.
Una encuesta realizada por la Universidad de Costa Rica alertó desde 2015 que 61% de mujeres y 32.8% de hombres sufrieron acoso sexual callejero en ese año.
Las mujeres de áreas urbanas y de 18 a 29 años padecieron un mayor asedio callejero y reaccionaron con enojo, ira, disgusto, miedo e intimidación, precisó. “Esta práctica violenta no sólo ha generado temor en las niñas, jóvenes y mujeres generación tras generación, sino que ha sido una afectación a su derecho al libre tránsito y al respeto a su integridad personal, física, sexual y emocional”, denunció el viceministro.
El protocolo ofrece a los policías una guía para enfrentar el problema, con procesos para garantizar la confidencialidad de las víctimas y tener una respuesta adecuada con apego a los derechos humanos y sin revictimización.
Los casos
Palabras o actos obscenos: Quien profiere palabras obscenas o realiza acciones, gestos, actitudes o exhibiciones indecorosas o deshonestas.
Proposiciones irrespetuosas: Quien expresa frases o proposiciones irrespetuosas, dirige ademanes groseros o mortificantes.
Tocamientos: Quien se aprovecha de las aglomeraciones para tocar, en forma grosera o impúdica, a otra persona sin su consentimiento.
Exhibicionismo: Quien, en lugar público, se desnuda o exhibe sus órganos genitales.
Miradas indiscretas: Quien mira hacia el interior de una casa habitada, para violar la intimidad de sus habitantes.