IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
El Cascanueces inició su temporada del 17 al 20 de diciembre, en la víspera de la celebración de Navidad, para deleitar a un público de todas las edades. Los bailarines de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea fueron ovacionados en el Auditorio Nacional.
En punto de las 17:00 horas comenzó el primer acto y, pese a que la gente continuaba llegando al recinto ubicado en Reforma, el silencio imponente hacía escuchar cada vez más fuerte a la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, dirigida por Srba Dinic. Decenas de bailarines en escena recrearon la Navidad de Clara, donde su tío Heff Drosselmeyer le obsequia un cascanueces.
Cuando en sueños el particular regalo cobra vida, lucha con sus soldados contra un ejército de ratones, pero Clara no permitirá que algo le pase y le salvará la vida con uno de sus zapatos y, después de convertirse en príncipe, enamorado la invita al bosque con la Reina de las Nieves.
En casi 50 minutos los integrantes de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, con el director Rodolfo Hechavarría, dejaron a todos boquiabiertos con sus técnicas, saltos, vueltas y posiciones.
“Los juguetes parecen de plástico”, decía una de las asistentes. “Wow”, le contestó uno más pequeño junto a ella.
Ninguna palabra en el escenario, sólo el ritmo de los instrumentos y las campanas maravillaron a chicos y grandes pues la historia de Ernest Theodor Amadeus Hoffmann ha sido uno de los ballets más representados alrededor del mundo.
Las luces se encendieron unos minutos durante el intermedio y el público aprovechó para comentar la puesta. El llanto de un niño fue inoportuno al comienzo del segundo acto ya que enseguida se escucharon varios “shh”, silenciando el momento.
Distintas escenografías y vestuarios adornaron el clásico con una segunda parte más ágil, el momento que narra cuando Clara visita el país del azúcar y se le reconoce su valentía para desde el trono ser testigo de danzas de diferentes orígenes en su honor.
Así sonaron las composiciones más reconocidas de El Cascanueces, despertando suspiros y comentarios desde sus primeros acordes. “Esa es la típica canción”, se escuchó, y como los propios bailarines lo sabían fueron ellos quienes incitaron ser acompañados por aplausos.
Justo dos horas después de su inicio, el espectáculo vio su final con el júbilo de los asistentes y el agradecimiento y reverencias de cada uno de los participantes, incluso el director de la orquesta que subió al escenario.
