NAVIDADES
IMPULSO/Teodoro Rentería Arróyave
Artículo
Al colega-amigo, Javier Álvarez Rodríguez, condiscípulo en la Escuela de Periodismo “Carlos Septién García” y coasociado del Club Primera Plana, quien en la víspera emprendió el viaje a éter eterno. Nuestra solidaridad en su dolor a su apreciable familia y demás amigos. In Memóriam.
El cristianismo tuvo a bien desde la misma natividad de Jesús de Nazaret, de erigir un culto y una religión que con el tiempo devino en varias pero todas en el mismo núcleo de devoción, en la fe, el amor y la esperanza.
Hoy en nuestro país, como en muchos otros, celebramos la Noche Buena, que recuerda la natividad, el nacimiento del Niño Dios, que la liturgia católica ubica entre la noche del 24 y 25 de diciembre.
La Navidad, es precisamente el término de celebración, es decir, es el festejo de la natividad; las “Navidades” se refieren a los festejos, puesto que continúan en el periodo comprendido desde el 24 de diciembre con la “Nochebuena”, noche de la vigilia de “Navidad”, hasta el 6 de enero, fecha de la festividad de “Reyes” o “Epifanía”.
El expresado deseo de buenas navidades se refiere al mismo nacimiento de Jesús y al inicio del año nuevo
En conclusión, cuando hablamos de Navidad, el término se refiere a la fiesta en que se celebra el nacimiento de Jesucristo, mientras que ‘Natividad’, significa nacimiento, pero también puede usarse para aludir al nacimiento de Cristo y a la Navidad.
En la liturgia, nos ilustran, la celebración de la Natividad inaugura el llamado tiempo de Navidad. En Occidente empezó a conmemorarse a mediados del siglo IV y se celebró por primera vez en Constantinopla en el año 379.
Ha sido de tal arraigo la Natividad que también se celebra en las naciones no occidentales, sin soslayar su signo mercantilista; a mayor abundamiento además se rigen por el calendario Gregoriano, que parte del mismo nacimiento de Jesús de Nazaret, y eso que en tiempos posteriores se comprobó que existe una falla en el cálculo de entre 5 y 7 a años, en otras palabras, ahora no entraríamos al 2019, sino al 2024 o al 2026.
La culpa es del monje Dionisio “El Exiguo”, según se relata, el sistema que se utiliza actualmente fue ideado por el mencionado religioso, a quien el papa Bonifacio I pidió que encontrara un sistema para calcular la fecha de la Pascua.
Dionisio decidió utilizar el nacimiento de Cristo como punto de referencia en vez del sistema que se utilizaba hasta entonces. Calculó erróneamente que Jesús nació el 25 de diciembre del año 753 AUC -ab urbe condita, desde la fundación de Roma-, tomando entonces el año que apenas comenzaba, 754 AUC, como el año 1 D. C.
“El Exiguo” fue un mote porque el monje Dionicio fue bajito de estatura, no por su error de restarle unos años a su sistema del tiempo.
Actualmente utilizamos el calendario gregoriano como sistema para medir el paso del tiempo desde el año 1582, en el cual hubo otras correcciones, pero este no es propósito de la entrega.
El propósito es desearles respetados lectores y radioescuchas felices navidades en familia, en su comunidad, en su nación y en el trabajo. Que la fe, el amor y la esperanza sea los signos que alumbren sus vidas de ahora y por siempre.
