Julio 16, 2024
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ENTRE VISIONARIOS Y VISIONUDOS

IMPULSO/Luis Ángel Sánchez R

 AMLO 4-T.

Dicho sea como mexicano, como ciudadano mexicano, el discurso de toma de protesta pronunciado por nuestro Presidente el sábado pasado, me pareció entusiasmante e inspirador, por decir lo menos, y no necesariamente por su forma –nada criticable, por cierto-, sino por el fondo, es decir, tanto por lo dicho como por el significado de lo dicho.

Y es que indudablemente los mexicanos hemos iniciado una nueva era, tal y como sostiene la sociología y la historia, en el sentido de que las eras, las épocas, incluso la “edad” de las sociedades, las culturas, se mide no en años sino en acontecimientos; y el de la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador, no solo no fue cosa menor, muy por el contrario, es un parteaguas para la historia mexicana en todos sus sentidos y aspectos.

Claro que las críticas y dudas al respecto de lo dicho por nuestro ya Presidente tienen mucho de sustento en la experiencia al respecto, vaya, bien cabe citar el dicho que reza: “la mula no era arisca, los palos la hicieron”.

Es más, hasta cabe para la objetividad describir la escena del Congreso como mesiánica, es decir, con el toque del mesías hablando a su pueblo, porque en cierta forma así se evidenció en varios aspectos el discurso y en general todo lo ocurrido hasta el cierre de información de la presente pero, siendo honestos, no es acaso eso,  posiblemente, lo que necesita nuestro pueblo en este momento, como ha sido en varios momentos de nuestra historia.

Viendo de reojo nuestra historia, se vale contemplar de fondo la etapa del ¨porfiriato¨, en el que luego de más de treinta años, “la gente –según cuenta la historia oficial-, se dio cuenta de que era una dictadura”; incluso con el priísmo, que luego de más de medio siglo acaba de ser simplemente renovado en el ejercicio del poder; esto es, en suma y apretada conclusión, muy probablemente lo que necesitamos como cultura, como país y dependerá de nosotros, en nuestro papel de ciudadanos, abonar para cristalizar el sueño de la bonanza circunstancial y, por qué no decirlo como es, de la felicidad del pueblo…¡Yá nos toca!…¿No creee Usted…?…