Diciembre 22, 2024
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IMPULSO/Luis Miguel Loaiza

Ley sí, fideicomiso ¿No?

Luego de que grupos representantes de una mayoría de reporteros y editores del Estado de México entregara en propia mano a la presidente de la mesa directiva de la actual legislatura, Azucena Cisneros, el proyecto de Ley de Protección al Ejercicio Periodístico en el Estado de México, se hizo un vacío de tiempo que nadie comprendió pero que se sabía no era buena señal. Efectivamente, parece que los parámetros “sugeridos” en la pasada administración estatal aún tienen vigencia y poder sobre los actuales diputados, pues sin que medie el diálogo podría volverse a congelar la lucha de un cuarto de siglo, o por lo menos que pase pero mutilada según se pretendía desde hace unos años.

Si el problema es la creación del fideicomiso, coinciden algunos, que pase así y no habrá más que resignarse a la disposición de la nueva legislatura, pero es injusto que no se permita un debate o plática para analizar el proceso de rentabilidad de tal propuesta y lo peor: quienes se oponen a su creación son gente ajena y reporteros de diarios de circulación nacional que supongo yo, tienen todas las prestaciones de Ley, desde seguro médico, hasta seguro de vida, porque de lo contrario solo podría tratarse de un proceso de desinformación y manipulación como se ha acostumbrado.

Para que haya democracia se tiene que trabajar de la mano entre pueblo y gobierno y espero que a los señores de Morena no se les olvide sus promesas y permitan un diálogo franco respecto a esa ley que tanto les ha causado escozor a algunas personitas y además se tome en cuenta la opinión mayoritaria y no la de un grupo pequeño que ha gozado (y goza) de las mieles del poder dentro del gremio periodístico.

Si ser peyorativo o negativista, podría suponer que los reporteros que se oponen a los beneficios de la Ley están completamente inmaculados de prácticas no éticas y su proceder es de consenso entre sus seguidores, que no están influenciados por personas ajenas al ejercicio periodístico de la entidad y son capaces de solventar cualquier problema que le ocurra en diario acontecer, porque si no están de acuerdo en la creación de un fideicomiso es porque tienen asegurado su porvenir y eso es bueno para ellos.

Esperemos que cunda la sensatez y se pueda dialogar con el poder legislativo porque aún hay confianza en esa cuarta transformación, sería decepcionante que este esfuerzo no de uno o de 10, sino de docenas de comunicadores se fuera de nueva cuenta a la congeladora como lo hacían en la época de esplendor priista, no creo que haya parecido entre esos tiempos y los actuales.

Algo que se debe también de exigir es el reconocimiento de la profesionalización del gremio y pasar de oficio a profesión debidamente estipulado en la Ley.

Es ridículo que haya oposición a los beneficios de Ley cuando ni siquiera es reconocida la labor periodística en México, no existe un sueldo mínimo profesional porque se considera a esta noble labor como oficio, símil de albañilería, plomería o carpintería.

NO se puede obligar a las empresas periodísticas a cumplir con la Ley Federal del Trabajo si no hay la figura profesional, el contrato o el reconocimiento al tipo de labor y los riesgos que conlleva informar en nuestro país.

Quienes arriesgan su vida por informar ya no utilizan máquinas mecánicas, eso no lo saben los gobiernos, sino que hay periodistas con licenciatura, maestría y en muchos casos doctorado en la materia, ya no se escribe sobre arcilla o pergaminos pues la actualización tecnológica va de la mano con los tiempos de respuesta que exige la ciudadanía, así que es importante ese reconocimiento legal a la labor profesional del ejercicio periodístico.

Se hará el llamado en tiempo y forma para la toma de decisiones respectivas, pero por el momento priva un ambiente de desencanto y frustración, pero que motivará a luchar con más encono en busca de la aprobación de esa tan necesaria Ley.

 

 

DATO

 

Diversas organizaciones de periodistas han entregado por lo menos cuatro anteproyectos en los últimos 15 años, sin que alguno haya pasado, por lo menos, a mesa de análisis.