Diciembre 24, 2024
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Estudian cómo prevenir el deterioro cognitivo

IMPULSO/ Agencia SUN
México
El envejecimiento cerebral normal se caracteriza por la pérdida de volumen y por el deterioro cognitivo, los cuales se deben a la pérdida de neuronas, de sinapsis, a una baja en la capacidad de neuroplasticidad y de neurogénesis.
Una pregunta que surge en torno a estos aspectos es qué tan normal es este envejecimiento, si se debe, entre otros factores, a cambios vasculares, a alteraciones de las funciones inmunes, a cambios en procesos de degradación de proteínas o muchos otros factores que están interviniendo para que haya muerte celular y pérdida de las capacidades cognitivas.
“En la enfermedad de Alzheimer, la acumulación de las proteínas asociadas a esta patología inicia entre 10 y 20 años antes del primer síntoma o del deterioro cognitivo clínicamente detectable. Durante estos años se van acumulando ciertas proteínas, hay degeneración vascular, muerte celular y otras alteraciones inmunológicas. Es decir, tenemos hasta 20 años para intervenir o hacer algo para mejorar esta situación”, dijo la doctora Hilda Martínez Coria, de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Señaló que es posible predecir qué va a pasar con las personas que inician con un deterioro cognitivo o la velocidad con la que va a avanzar hacia un proceso patológico o una demencia, pues esto va a depender de la reserva cognitiva con la que contamos cada uno. La cual, a su vez, depende mucho de la expresión de ciertos genes, de neuroprotectores y del estilo de vida.
Factores neuroprotectores
En el laboratorio dirigido por la investigadora Martínez se estudia cómo mejorar nuestra reserva cognitiva para tener un envejecimiento saludable, por lo que es importante conocer qué factores podrían tener relación con esta neuroprotección.
En su laboratorio se trabaja con algunos de estos factores (kloto, factor neurotrófico derivado del cerebro, factor de crecimiento de fibroblastos, factor de crecimiento insulínico tipo 1, factor de crecimiento neural, neurogranina, cistanita C y progranulina.
Agregó que estudian estos factores protectores con miras a que pudieran ser utilizados como biomarcadores diagnósticos y predictivos de desarrollo de enfermedades como el Alzheimer. Además de que tienen la ventaja de que se encuentran en el plasma y pueden medirse.
Cabe destacar que estos factores protectores, independientemente de que sirvan como biomarcadores, tienen efectos sobre la proliferación celular y la plasticidad sináptica. Además de que todos tienen la característica de estar relacionados en sus mecanismos de acción con el tráfico y la acumulación de proteínas no deseadas.
La investigadora destaca que estos factores reflejan el estatus cognitivo del sistema nervioso central y tienen relación con la respuesta del sistema inmune. “Además, estos factores son muy interesantes porque todos han resultado aumentados por efecto de la actividad física. Entonces, ésta y la estimulación cognitiva parecen tener un efecto sinérgico donde potencian muchos de estos factores protectores”.
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