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AMLO y su oportunidad de trascender

IMPULSO/Héctor Serrano Cortés

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En días pasados, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, acompañando al gobernador del estado de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, dio un discurso que seguramente algunos dirigentes de Morena deberían de creer o empezar a entender.

Con precisión López Obrador manifestó: “(…) ya pasó la campaña” y remató diciendo que será “el presidente de todos los mexicanos”.

Deben tener claro que en menos de 45 días serán los gobernantes de este país y por supuesto desde el encargo más relevante que es ser presidente de México.

¿Qué significa ostentar tan elevada investidura? Garantizar el Estado de derecho, la defensa y perfeccionamiento de las instituciones que conforman la República, observar y garantizar el libre ejercicio de los derechos civiles de cada ciudadano; habremos de insistir en el más destacado, la libertad de expresión; es decir, los derechos políticos e intransferibles que solo te da tu condición de individuo y se adquieren en el momento mismo de ser mexicano.

Sin embargo, aunque con mucha claridad lo ha dicho el presidente electo, algunos próximos funcionarios de altísimo nivel parece que no entienden o no creen en la veracidad del mensaje que expone el próximo presidente.

Hay una lista importante de políticos y dirigentes de Morena y otros, que, sin militar ahí, han manifestado pública y efectivamente su simpatía por esa fuerza política que quedó acreditado en el pasado proceso electoral, y que hoy parece efectivamente creen que el triunfo contundente que obtuvo López Obrador fue como consecuencia del apoyo que le brindaron cuando fue candidato.

Un número importante de los próximos secretarios, parece, piensan que quienes ganaron la elección fueron ellos y no hay nada más falso que eso. Ojalá les quede claro, que el único ganador y capital político real de Morena es el presidente electo Andrés Manuel López Obrador.

Es curioso escuchar a sus próximos funcionarios decir que, el resultado del pasado proceso electoral es consecuencia de lo mal que actuaron los gobiernos anteriores.

Es increíble y absurdo que no le den el crédito necesario al propio Andrés Manuel López Obrador, quien por su persistencia, carisma y capacidad política que nadie puede negar logró los dividendos políticos que hoy se conocen.

Ojalá y tengan claro los dirigentes del partido Morena y los funcionarios más cercanos a López Obrador que ellos no ganaron la elección, que son y serán producto del éxito que obtenga el jefe del ejecutivo. Esto es importante destacarlo, ante la soberbia desbordada que representantes populares y próximos funcionarios del gobierno que está por iniciar han demostrado en tiempos recientes.

Y para muestra un botón, basta observar las imágenes que circulan en redes sociales, donde aparece el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, que durante un recorrido para atender a grupos opositores al proyecto del nuevo aeropuerto en Texcoco, se introduce a una propiedad privada, manifestando a quien dijo ser apoderada legal de la misma que habrían de retirarse del lugar por solicitud de esta, pero advirtió que regresarían el 2 de diciembre, un día después de que arranque el nuevo gobierno, a fin de que exhiba y entregue la documentación necesaria que acredite el dominio de esa propiedad.

Es grave el desconocimiento que muestran algunos funcionarios de alto nivel que están por iniciar sus funciones, ya que no basta ostentar un cargo para hacer lo que se quiera, la propiedad privada es un derecho. La única forma para retirar este derecho es mediante los procedimientos que normativamente establece la ley y que seguramente, no podrán concretarse el próximo 2 de diciembre, es decir, un día después de que arranque el próximo gobierno.

Ojalá, que la oportunidad que tiene hoy el gobierno de trascender en nuestra historia, se logre positivamente por el bien de México; que al gobierno por iniciar se le recuerde como un gobierno que unificó y logró la unidad nacional, evitando confrontaciones estériles y abusos absurdos, que sea recordado pues como el gobierno más sobresaliente por el trato y el respeto a los derechos universales de sus gobernados.