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“Salvé vidas y, sin motivo, me despidieron”

IMPULSO/Agencia SUN

Ciudad De México

“El sábado 28 de julio recibí una llamada telefónica donde se me decía que me presentara al Hospital Santiago de Jinotepe; me presenté y sin mediar absolutamente una palabra me extendieron una carta que indicaba que prescindían de mis labores”, afirmó Julio Sánchez, médico cirujano en Nicaragua.

Aunque la carta no señalaba motivos, él lo tiene claro: fue por haber atendido a los opositores al gobierno de Daniel Ortega, a quienes éste tacha de “golpistas”.

En entrevista telefónica con EL UNIVERSAL, el médico nicaragüense, con 34 años de servicio, dijo que su despido se debe a una “represión política del gobierno”. Sin embargo, argumenta que como médico su misión es atender a todos, sin considerar posturas políticas. “La persona más santa si usted quiere, o la persona más demoniaca, nosotros la tenemos que atender, es nuestra función, nuestra misión. Nosotros no tenemos por qué juzgar la condición de las personas; así llegue el más malo del mundo nosotros tenemos que curarlo; ya las autoridades tendrán la oportunidad de juzgarlo”, insistió.

Las protestas contra el gobierno han dejado casi 400 muertos desde el 18 de abril, de acuerdo con ONG; y en medio de la crisis sociopolítica que atraviesa el país centroamericano, médicos, enfermeras y técnicos han sido despedidos; tanto ellos como el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) afirman que fue por atender a manifestantes que reclaman la salida de Ortega del poder.

Sánchez Salazar, quien llevaba 27 años de servicio en el Hospital Santiago de Jinotepe, dijo que él escuchó cómo les llamaban “traidores que atienden a los golpistas”, y malagradecidos con el gobierno que les dio trabajo.

Desde que fue dado de baja, el médico ha presentado denuncias en la oficinas de derechos humanos y laboral. “Me extendieron la carta, que solamente dice que a partir de la fecha, y la fecha realmente estaba firmada el 27, se prescindía de mis labores”. También se le pedía pasar a recursos humanos para ver lo de su indemnización, sin citar “ningún artículo laboral y ninguna causa específica de por qué me despedían. No les dije nada, firmé de recibido y me fui”.

El proceso de liquidación, según le indicaron autoridades, puede tardar de uno a dos años, lo cual, comentó, es ilegal. “La ley dice que debe de entregarse en los primeros 15 días, a más tardar 30 días, después de la notificación. Imagínese, ellos me pueden decir: ‘Su indemnización son 100 córdobas’, pero no es lo mismo 100 córdobas hoy que 100 córdobas dos años después; el poder adquisitivo no es el mismo”.

Sánchez detalló que en el hospital no había orden de no atender a los manifestantes de las marchas, a diferencia de lo que, dice, ocurre en otras clínicas. “Atendíamos tanto a la gente rebelde como a los no rebeldes, la gente de los dos bandos, sin distingo de color político o religioso. Nunca se dieron órdenes de no atender, no se nos dio la orden explícita. Sin embargo, cuando había enfrentamientos la parte progubernamental impedía que los jóvenes heridos llegaran al hospital. Sí nos decían: ‘Atiéndalos’, pero no los llevaban”.

Según la Asociación Médica Nicaragüense (AMN), 80% de los médicos despedidos del sistema de salud público son especialistas.

A Sánchez le preocupa pensar que los puestos que han quedado libres tras la llamada “barricada” (bloqueos) de las autoridades sanitarias sean ocupados por personas sin suficiente preparación. “La experiencia que el tiempo nos dio a cada uno de nosotros es muy importante y la confianza es lo que la gente está resintiendo”, explicó.

El cirujano exhortó a las autoridades a reincorporar al personal médico despedido. “El despido es ilegal, sin ningún fundamento; por tal motivo, pedimos que nos reingresen a nuestro trabajo porque no hemos hecho absolutamente nada, no hemos hecho ninguna falta, ninguna falla con algún paciente y ninguna de las personas que hemos operado ha muerto, están vivos. Nosotros pedimos el reintegro”.

Salazar dijo esperar que exista voluntad del gobierno para dialogar; sin embargo, aclaró: “[Que sea] un diálogo real, un diálogo sincero, un diálogo donde realmente se pongan los puntos sobre las íes de ambos lados; donde el partido Sandinista no se crea que es el Estado, porque ellos no están en el poder y dicen que el partido es el Estado; o sea que alguien que no piense como ellos, está fuera del Estado”.

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